MI ESTÚPIDO HERMANASTRO.
Capítulo 9.
Al abrir mis ojos Álex estaba sentado en el mueble jugando con su celular, traía ropa diferente seguro fue a casa y se cambió, ¿pero por qué se quedó aquí? O solo por su conveniencia.
—Cómo amaneció la floja durmiente — preguntó.
—Viva — hice un gesto de risa fingida —.Para tú desgracia.
—¡Ni la muerte te quiere! —rodó los ojos.
Le lancé una almohada, frunció el ceño, en ese momento entró el doctor, me hizo cambio de vendas y me dijo que aún estaba inflamado además de un moretón, en 8 días debía volver para quitarme los puntos, me dijo que me alistara porque el alta estaba lista, sólo faltaba la firma del acudiente, me envió analgésicos para el dolor.
—Mira te traje ropa para que te cambies —me entregó un bolso.
—¿En serio?
Recibí el bolso, revisé lo que me había traído, abrí mis ojos como platos, él sonrió, me llevó un conjunto deportivo, pero suyo, sudadera y suéter.
—¡Creíste que metería la mano en tus cosas, ni loco! —frunció el ceño.
—¡Era tan difícil que me hicieras el favor completo, no puedo creerlo! —respiré profundo.
—Es eso, o sales con esa bata, o con el vestido manchado de sangre, lo tomas o lo dejas —me miró.
Tomé el bolso y me dio la espalda, me levanté y se lo quité de las manos. La bata se me abrió dejándome en ropa interior, por un segundo su mirada se fijó en la apertura.
—Está bien, espera me doy un baño —hablé.
—Me dices si necesitas ayuda — dijo en tono burlón.
Puse mis ojos en blanco y seguí al baño. Me duché, no podía creerlo tendría que usar su ropa, aparte de eso sin ropa interior. Me puse la sudadera y me quedó enorme al igual que el suéter. Recogí mi cabello en una cola alta sin fijarme mucho si quedaba peinada, al salir se quedó mirándome, de esa manera en la que lograba confundirme.
—¿Qué? —pregunté.
—No te queda nada mal, te ves sexy — Sonrió, solo se burlaba de mí, aunque lo dijo muy serio.
—Sobre todo, mejor vámonos , no soporto traer tu ropa.
Puso los ojos en blanco, salimos, afuera nos esperaba Mateo y su papá que fue el que firmó mi salida. Nos dejaron en casa, les agradecí y se fueron. Entramos,me senté en la sala principal, estaba mareada, sentimos el timbre, imaginé que eran ellos otra vez.
Álex abrió la puerta, al ver que se demoraba me asomé, vaya sorpresa era Déniz, me miró de arriba abajo, frunció el ceño, sin darle tiempo de nada descargó su mano en el rostro de Álex, estaba histérica.
—¡Eres un mentiroso! — le gritó—,yo preocupada y tú en estas.
Álex al igual que yo estaba muy desconcertado, ella no dejaba de gritarle cosas, no lo dejaba ni hablar.
—¿Qué demonios te pasa? Estás loca —exclamó Álex acariciando su mejilla.
—¡Maldito mentiroso, por eso me sacaste arrastras para revolcarte con esta, por eso tu reacción cuando ella nos interrumpió!
Ahora qué le pasaba a esa, entonces caí en cuenta, los dos traíamos cara de trasnocho y yo traía su ropa, por eso se imaginó cosas que no eran. Yo quise hablar, pero sin darme tiempo de nada se lanzó encima de mí como una fiera halándome del cabello, grité, pero Álex la alejó.
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©MI ESTÚPIDO HERMANASTRO.
RomanceMI ESTÚPIDO HERMANASTRO. Sinopsis. Mi vida era perfecta hasta que mis padres decidieron divorciarse. Un día entró otro tipo a mi casa usurpando el lugar que era de mi padre, lo peor era que tenía un hijo, o sea, tendría un padrastro y un estúpido he...