Capítulo 45

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MI ESTÚPIDO HERMANASTRO.

CAPÍTULO 45...

Estaba tan dolida con mi Mamá, aunque yo quería que nuestra relación mejorara con eso no iba a mejorar. Estaba en aquel parque donde llevé a Álex el día que se emborrachó. Estaba sumida en mis pensamientos, levanté la mirada y sin pensarlo corrí a sus brazos. 

—Nena.

—Te dije que nos separarían —sollocé. 

Sus ojos reflejaban tristeza, aunque él trataba de calmarme diciendo que todo estaría bien, la realidad era otra, nada estaba bien. Mi madre tenía el poder sobre mí por ser menor de edad y no había mucho que pudiéramos hacer. 

—¿No te rendirás tan fácil? — me preguntó.

—¡Claro que no!  Pero no veo posibilidades, una cosa es estar lejos de ti, aquí, otra muy diferente en otro país, me muero.

—Un día escuché que cuando el amor es fuerte y real pasa muchas barreras, incluso fronteras, el nuestro es igual, vencerá cada obstáculo.

—Empiezo a creer que este tiempo que les estamos dando no servirá de nada, nunca apoyaran lo nuestro, lo peor es que otra vez estaremos en contra de ellos.

—Lo sé nena, al parecer no quieren entender, están cerrados en que tenemos que ser como hermanos.

—Eso es imposible, ¿qué vamos hacer? 

Me abrazó, sentí sus labios sobre los míos en un beso profundo y apasionado, recordándome porque tenemos que luchar, soltó en ellos.

—Cualquier cosa, pero no te librarás de mí nunca, no dejaré que nos separen, algo inventaré.

—No, porque no me dejaré tan fácil, mi madre me enviará lejos, no imagino mi vida sin ti. 

—No pienses en eso, vivamos cada día, luego miramos.

Me hacía tanta falta tenerlo tan cerca, hablamos muchas cosas, lo más importante seguiremos luchando por estar Juntos, por ahora decidimos controlarnos un poco para ver si las cosas cambiaban, decidimos hacerles creer que en verdad todo terminó, sería lo más difícil, pero ni modo. Luego de una hora me llevó a casa, nuestros padres esperaban en la sala. 

—¿Dónde estabas hija? —preguntó mamá preocupada.

Lo abracé, esa vez dejé un beso en su mejilla, no respondí nada y seguí a mi habitación.

—¿Paola qué no escuchas? —gritó mamá.

—Gracias hijo —Rodrigo miró a Álex.

—Sana y salva mi querida hermanita —Lo dijo con sarcasmo, dio la espalda. 

—Gracias Álex —habló mamá.

No dijo nada más, solo se fue. Me acosté en mi cama, no quería pensar en nada, solo quería terminar con esto. Álex fue muy claro en lo que dijo, que si insistimos delante de ellos en seguir con nuestra relación, lo más seguro terminaría en un internado, él no quería eso, por eso decidimos no demostrar nada ni en el colegio ni delante de ellos. 

Mamá tocaba a mi puerta, insistió mucho, pero no respondí, tampoco quise abrir, no quería terminar discutiendo otra vez con ella. Me enfoqué en los exámenes finales, a estudiar mucho. Con Álex hablaba casi todas las noches por videollamada, incluso estudiamos juntos por ese medio. En el colegio solo cruzamos miradas para evitar que los rumores llegaran a nuestros padres, era lo más difícil, tratar de estar lejos cuando lo tenía tan cerca. Así pasaban los días más largos de todos, ahora solo faltaba una semana para graduarnos. Ese sábado mi mamá preparó un almuerzo en la casa e invitó a una amiga suya, pero lo hizo con doble intención, eso sí que me puso furiosa por el plan que tenía en mente.

©MI ESTÚPIDO HERMANASTRO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora