©MI ESTÚPIDO HERMANASTRO.

Capítulo 11.

MI ESTÚPIDO HERMANASTRO.

Capítulo 11.

Me organicé porque Juan pasaría por mí, me puse un crop top  blanco y encima una camisa rosada amarrada con un moño en la parte baja, unos shorts de Jean azules luciendo mis hermosas piernas, solté mi cabello y utilicé labial marrón. Juan me recogió y llevamos a Katia hasta su casa.

 Luego me llevó a almorzar, entramos a un restaurante muy bonito era en una terraza con una vista hermosa, revisamos las cartas y luego ordenamos, Juan no dejaba de mirarme.

—Estas hermosa, eres una belleza, que afortunado soy.

—Muchas gracias, tú también estás guapísimo.

No sabía cómo preguntarle, no quería dañar el momento, saqué varias fotos juntos y las puse en mi estado de WhatsApp, terminamos de almorzar. Juan me hacía reír con cada cosa que se le ocurría, luego caminamos por el parque, hasta llegar bajo un gran árbol nos tendimos en el césped, sus besos eran deliciosos, jugaba con mi lengua hasta dejarme sin aire. 

—¿Princesa te pasa algo? te siento extraña —preguntó.

—La verdad si amor —lo miré. 

—¿Qué pasa mi princesa? —indagó. 

—Aparte de los problemas con el estúpido de mi hermanastro, tengo algo que preguntarte.

—¿Dime amor? — acarició mi cabello.

—¿Dónde estabas anoche? —inquirí. 

—¿Por qué la pregunta? —respondió con una pregunta.

—Solo quiero saber —lo miré.

—Estaba con unos amigos en mi casa ¿pero a qué viene la pregunta? —preguntó con curiosidad.

—Álex anoche me dijo que estabas besando a otra mujer en una fiesta.

—¿QUÉ? —Se levantó, frunció el ceño se molestó mucho—. ¿No me digas que vas a creerle a ese estúpido, esa es la confianza que me tienes? ¿Dudas de mí? ¿Ese es el amor que dices tenerme?

Estaba furioso, cómo debería entender su reacción, ¿Estaba ofendido, o se hacía el ofendido? No, que tonta cómo podía desconfiar de él, me levanté y lo abracé por la espalda.

—Cariño no te pongas así, yo creo en ti, sino, no te hubiese preguntado.

—¿Qué gana ese estúpido inventando eso? — Se giró y me abrazó mientras me besaba—,me choca.

—Molestarme, es lo único que busca.

—Ni él, ni nadie podrá separarnos hermosa.

Ahora todo estaba aclarado, no debí dejarme llenar la cabeza de ideas tontas, menos viniendo de ese idiota.  Caminamos por el parque tomados de la mano entre besos deliciosos, platicamos unas horas. Me invitó de nuevo a una fiesta de Raúl, le dije que lo pensaría. 

Pasamos toda la tarde juntos, luego me llevó a casa, mamá no le hacía buena cara según porque había algo en él que no le gustaba, pero solo era por fastidiar pensaba yo. 

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Así transcurrían los días, en la misma rutina de siempre. Lo ignoré lo más que podía para no terminar en lo mismo de siempre. Mi relación con Juan estaba de maravilla, tanto así que en 20 días cumplía  mis 17 años, quería pasar la primera noche con él, tal vez ya era  hora de dar ese paso. 

Al día siguiente era la fiesta de cumpleaños de Álex, estábamos en el comedor con el mismo silencio incómodo. 

—Álex todo está listo para mañana, así como lo pediste — comentó mi madre.