Capítulo 26.

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MI ESTÚPIDO HERMANASTRO.

Capítulo 26.

Cuando llegué al colegio Álex ya había llegado, estaba platicando con Mateo, tenía una cara como si no hubiese dormido nada. Lo miré con enojo, me imaginé que pasó la noche con Lorena y no podía con eso. Lo ignoré y seguí mi camino, lo mismo hice el resto del día, aunque sentía su mirada sobre mí.

Luego de clases Katia me acompañó a la ginecóloga, empecé a cuidarme con la inyección, era mejor prevenir. Luego me dejé convencer por  Katia para que la acompañara al otro extremo de la ciudad a buscar un vestido que vio en internet en un centro comercial, sólo estaba en ese lugar. Me insistió tanto al punto de hacer pucheros como una niña, quien le decía que no.

—Nos demoramos mucho, está al otro lado de la ciudad —me quejé.

—Por eso te quiero amiga, es que no tienes idea de lo que sueño con ese vestido.

—Me imagino que para cruzar la ciudad por él, tiene que ser hermoso.

—Ya lo verás, además te distraes y no piensas en Álex.

—Ni lo menciones —rodé los ojos.

Tomamos un taxi, estábamos a una hora de camino, Katia salía con cada ocurrencia por momentos me hacía reír y olvidar a ese tonto. Sin imaginar lo que estaba a punto de pasar, un giro que cambiaría mi vida.

Llegamos al centro comercial eran las tres de la tarde. Entramos al lugar había cosas muy bonitas, empezamos a mirar los almacenes hasta que llegamos donde estaba el vestido. Katia saltaba como una niña pequeña, se lo probó era realmente hermoso, le quedaba muy bien. Color agua marina ajustado al cuerpo, realzaba su figura, a la altura de los muslos, luciendo sus largas piernas.

—Creo que valió la pena venir hasta aquí —Sonreí.

—Sí, está hermoso, este lo usaré para nuestra graduación.

Faltaban  tres meses todavía, pero a Katia le gustaba adelantarse en todo. Pasamos por un almacén de lencería, me tomó de la mano entrándome arrastras.

—¿En qué les puedo ayudar? —saludó la vendedora.

—Necesito una ropa interior bien sexy para volver loco a un hombre.

La miré y sonreí por las cosas que decía. La chica que nos atendió sonrió, le enseñó algunos modelos. Le enseñó un babydoll  rojo, negro y uno blanco hermoso súper sexy traía ligero y medias incluidas.

— ¿Te gusta el blanco? ¿Qué te parece Paola? —preguntó.

—A mí también me gustó ese —respondí.

—Perfecto — Soltó una risita—,porque es para ti.

—¡Que!—Abrí mis ojos como platos—, ¿por qué para mí?

—Te pones esto y te le pasas al tonto de Álex por el frente para que vea lo que se pierde, con esto lo enloqueces.

— Con eso quedará encantado — comentó la vendedora, soltamos una risita.

—Katia está mal de la cabeza.

—¡Te gustó la idea, te conozco! Me lo llevo señorita.

Lo hizo empacar, seguimos haciendo lo mejor que sabemos hacer las mujeres, mirar ropa, zapatos, maquillaje. Compré algunos lápices labiales, oscuros, rojos mis colores favoritos. Escogí algunas pijamas todas de vestidos muy sensuales, entre compras el tiempo se nos pasó tan rápido, eran casi las cinco.

—Es tardísimo, es mejor regresar antes que oscurezca —hablé.

—Tienes razón, pero subamos al quinto piso aquí venden unas hamburguesas deliciosas —propuso.

©MI ESTÚPIDO HERMANASTRO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora