Capitulo 57

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MI ESTÚPIDO HERMANASTRO.

CAPÍTULO 57.

En la mañana tomamos el primer vuelo de regreso con nuestro bebé Lucas, a los 6 meses de estar allá nuestros padres llegaron con él, fue una hermosa sorpresa.  Los únicos que sabían que regresábamos eran nuestros amigos. En  ese año nos visitaron 5 veces, su relación cada día se hacía más y más sólida.

Nuestros padres pensaban que llegábamos el viernes, la sorpresa que se iban a llevar, mucho  más cuando se dieran  cuenta que el sábado se casaban. Todo estaba listo, iglesia, salón, fiesta, hasta la luna de miel estaba planeada, era en la playa de Benagil, Portugal. Era un viaje de varías horas que valdría mucho la pena. 

Queríamos que todo saliera perfecto como ellos lo merecían, por supuesto también teníamos una infiltrada, Rosa, ella tenía una cena lista para entregarles la invitación de su propia boda a nuestros padres, moría por ver la reacción de ambos.  Con todo lo que pasó nunca volvieron a mencionar el tema del matrimonio.


Darío estaba al tanto de todo, él fue de gran ayuda para preparar el evento, Katia y Mateo se encargaron del salón y la decoración. Además  ese día se iban a llevar una gran sorpresa, a Álex se le ocurrió una idea loca y yo como siempre apoyándolo en todo, perdería su encanto si  dejaba de hacer locuras.  No me cansaba de mirarlo;  regresó el brillo de sus ojos, su sonrisa hermosa, regresó mi gruñón. Recargué  mi cabeza en su pecho y me dormí.  

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Narra Álex…

Sin duda ese último año fue uno de los más difíciles de mi vida, pensé en renunciar mil veces, el dolor era insoportable, Paola lloraba conmigo, sentía impotencia al igual que yo, se frustraba conmigo, ella sentía todo como si fuéramos uno solo. Estuvo día y noche a mi lado, cuando quise renunciar ella se mantenía firme y nunca me dejó.

 Se quedó a mi lado en días en los que no me soportaba, me negaba a seguir,  le gritaba y me enojaba, pero ella se negaba a dejarme rendir. Sufrió a mi lado noches y días enteros, lloró conmigo, sintió mi dolor, mi esfuerzo.

Aprendí a caminar de nuevo y ella celebraba cada paso, cada logro, con una hermosa sonrisa y lágrimas que salían de sus bellos ojos.  Fueron meses difíciles. Cuando perdí las esperanzas y las fuerzas ella se mantenía firme sosteniéndome aún cuando no le quedaban fuerzas nunca se rindió.



Cuando me quebraba, ella hacía todo por no dejarse vencer, no me dejaba caer,  ella era mi pilar de soporte, me  seguía insistiendo que yo podía, me negaba y  terminábamos discutiendo, pero al final la discusión terminaba en un beso profundo y apasionado. 


Esa mocosa es el motor de mi vida, quiero un mundo entero con ella.  Dibujaré un mundo lleno de colores para ella, quiero que soñemos  y hacer realidad todos esos sueños juntos.

 Por fin después de un año regresábamos a nuestra casa, llegaría caminando por mis propios méritos, en gran parte gracias al apoyo de mi insoportable y mi familia.


Me quedé mirándola dormir era  tan hermosa esa mocosa, me traía loco, sus ojos, la manera en la que me miraba, su sonrisa, sus dramas, sus caprichos, sus berrinches, amaba cada uno de sus defectos y  virtudes, no le cambiaría nada, ella era perfecta. Acaricié su cabello, recargué mi cabeza en la suya y deslicé mi nariz por su cabello inhalando su aroma que me volvía loco. 

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Narra Paola… 

©MI ESTÚPIDO HERMANASTRO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora