MI ESTÚPIDO HERMANASTRO.Capítulo 23.
Llegué a mi casa eran casi las cinco de la tarde, abrí la puerta, todo me temblaba. Miré a todos lados, al parecer no había nadie, respiré aliviada, tenía una ansiedad tan grande, los nervios me estaban matando, no sabía como actuar delante de él, ni cómo se comportaría él conmigo, tenía una ansiedad incontrolable.
Caminé por la sala y miré hacia arriba, pero no escuché nada. Solté todo el aire acumulado, me sentí aliviada, me recogí el cabello en una cola alta y caminé hasta la cocina por un vaso de agua. Miré a todos lados y al parecer no había llegado. Abrí la nevera, saqué un vaso de agua y luego caminé hasta la puerta trasera, miré al jardín, pero qué rayos buscaba, me volveré loca.
—¿Qué buscas? —escuché tras de mí.
Me tomó por sorpresa, me sobresalte y grité, dejé caer el vaso. Sentí que mi corazón se aceleró. Giré al tiempo que lo miré, estaba recargado en el marco de la puerta con una mirada maliciosa, tenía una sudadera negra y estaba sin camisa, tan sexy como siempre. Imposible no mirarlo si era tan guapo y perfecto.
—¡Ahg, rayos, me quieres matar!
—Es que parece que buscas algo —me miró.—Ideas tuyas —me puse nerviosa.
Me hinqué para recoger los vidrios.
—¿Segura?Caminó hasta mí y se hincó para ayudarme a recoger los vidrios.
»Desde que entraste te vi como buscando algo —una débil risita se escapó de sus labios.
— ¿Ahora me vigilas? —fruncí el ceño.
— Solo decía, pareces buscando algo o escondiéndote de algo o alguien.
Su mirada me ponía nerviosa porque la sentía sobre mí, lo miré solo por unos segundos.
—Ideas tuyas.
Me levanté, caminé hasta la nevera y la abrí, saqué unas fresas, él hizo lo mismo, pero sacando un bote de helado, me senté en las encimeras. Él se recargó en el comedor, el silencio era incomodo más por su mirada tan maliciosa, sacó una cuchara de helado y pasó su lengua por la cuchara sin dejar de mirarme, rayos me quedé mirándolo como embobada él sonrió.
—¿Quieres? —inquirió.
—¿Qué? —Respondí como idiotizada.
—Helado —sonrió.
—Sí —sacudí la cabeza para salir de mi trance—, digo no.
—Pero decídete ¿sí o no?
Traté de controlar mis nervios, pero me ganaron. Se acercó y puso la cuchara cerca de mis labios, pasé mi lengua muy sensual y él la seguía con la mirada. Le quité la cuchara y la llené de helado, luego le pase la lengua sin dejar de mirarlo, ahora fui yo la que le puso un poco de helado en sus labios dejando caer unas gotas sobre su pecho.
Él me miró con esa sonrisa malvada, pasé mi dedo índice retirándolo y luego me lo llevé a la boca, él seguía mis movimientos muy atento.
—¡Está rico! —sonreí.
—Muy rico —dijo cerca de mí.
Puso el helado a mi lado y luego apoyó ambas manos a cada lado dejándome en medio, quedamos tan cerca que sentí su nariz rozar mi clavícula mandandome una corriente directa a mi intimidad. Respiré muy lentamente, sentí como se aceleró mi corazón.
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©MI ESTÚPIDO HERMANASTRO.
RomanceMI ESTÚPIDO HERMANASTRO. Sinopsis. Mi vida era perfecta hasta que mis padres decidieron divorciarse. Un día entró otro tipo a mi casa usurpando el lugar que era de mi padre, lo peor era que tenía un hijo, o sea, tendría un padrastro y un estúpido he...