Capítulo 41.

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MI ESTÚPIDO HERMANASTRO. 

CAPÍTULO 41.

NARRA ÁLEX ...

Estaba en mi habitación escuchando los gritos de Paola, me sentía mal, imaginé que era muy grave para ponerla así de esa manera. Odiaba verla llorar, me dolía. Escuché los gritos angustiados de Estefanía.

—¡ÁLEX!  

Juro que la piel se me heló, bajé corriendo al igual que mi padre, Estefanía no podía ni hablar, papá la abrazó tratando de calmarla.

—¿No lo tomó bien, verdad?

—¡ÁLEX! — Negó, me tomó de la mano,  sentí su angustia —,ve tras Paola, tengo miedo que cometa una tontería, ayúdame por favor.

Perdió la fuerza de las piernas mi papá y yo la sujetamos.

—Tranquila, te juro que no dejaré que nada le pase.

Salí lo más rápido que pude tratando de alcanzarla. Llegué al parque, la busqué con la mirada hasta que la vi, estaba sentada abrazando sus rodillas, sentí alivio. Me acerqué, levantó la mirada y sus ojos estaban cristalizados, sin brillo de tanto llorar. Me incliné y  se desvaneció en mis brazos, se aferró con fuerza a mi cuello, las palabras no le salían, su ritmo era acelerado, sentí su angustia y me dolía verla en ese estado, la abracé con todas mis fuerzas.

—¡Ssssh! Llora todo lo que tengas que llorar, sácalo —Sentí pequeños golpes en el pecho.

—¡Esto es una mierda!

—Tranquila, todo estará bien.

Se alejó abruptamente y empezó a caminar, la tomé de la mano, sentí su enojo, las manos le temblaban, había algo en su mirada que no me gustaba, resentimiento.

»¿A dónde vas? —Pregunté.

—A sacarme esto que tengo aquí. 

—¡No irás a ningún lado, menos así! —exclamé.

—¡Iré contigo o sin ti! —masculló.

—¡Te dije que no!

La halé con fuerza hacía mí, tomé su rostro en mis manos, la besé suavemente uniendo nuestros labios en una sincronía perfecta, hundió su cabeza en mi pecho y murmuró. 

—Déjame ir por favor, tengo tantas cosas aquí en medio del pecho, necesito sacarlas.

Su voz se entrecortaba, deslicé mi nariz sobre la suya.

—Nena, entiendo lo que sientes, pero no estás bien, tu mamá está muy preocupada.

Se dejó caer al suelo y yo con ella, más fuerte la abracé, inhaló y soltó.

—Toda mi vida idealice a mi papá, era  mi héroe,  para él  solo fui una decepción, nunca me quiso porque su anhelo fue tener un varón.

Una tras otras salían sus lágrimas, sentí un nudo en la garganta, me dolía el alma verla sufrir de esa manera, me contó todo lo que Estefanía le dijo, me quedé frío al escuchar cada palabra, ahora entendía lo que sentía mi mocosa.

»¿Ahora entiendes lo que siento? Toda mi vida fue una maldita mentira, ese tipo le fue infiel a mi madre, no le importó dejarme, le regaló mi custodia porque yo para él  no existía.

Descargó las manos con fuerza en el suelo, la rodeé con mis manos para  que no se lastimara . 

—Nena, sabías que la verdad te iba a doler, a veces es mejor no saberla, pero no dejes que esto te afecte, créeme que siento tu dolor, pero aquí estoy contigo para salir de esto juntos.

©MI ESTÚPIDO HERMANASTRO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora