Capítulo 40

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MI ESTÚPIDO HERMANASTRO.

CAPÍTULO 40.

—Esperé este momento tantos años que me parece mentira, aún no lo creo —soltó Rodrigo. 

—No imaginé que este momento llegaría, parece un sueño —susurró mi madre. 

—Pues deben creerlo porque llegó y es real — comentó Álex. 

—Eso es lo que ambos queremos, pero qué dicen —comenté.

En las cajas había un anillo y  un collage de fotografías de ambos, una nota que decía; ¿Rodrigo   quieres casarte con mi Mamá? Eres el hombre ideal para ella, nada me haría más feliz… Paola… 

Estefanía, ¿quieres casarte con mi papá? Eres la mujer ideal para él.  Te quiero en nuestras vidas… Álex.

Las lágrimas salían sin control, estaban tan conmovidos, creo que nunca antes lo imaginaron. Rodrigo se inclinó y tomó la mano de mi madre, puso el anillo y con la voz entrecortada dijo.

—Encantado de casarme contigo. 

—Un sueño hecho realidad.

Se dieron un beso lleno de tanto amor, sin pensarlo Álex y yo nos abrazamos, pero al instante nos alejamos, menos mal no se dieron cuenta porque andaban en lo suyo. Cruzamos miradas de complicidad, luego nos abrazaron tratando de entender lo que acababa de pasar, las expresiones en sus rostros  de sorpresa lo decían todo. 

—Si querían dejarnos sin palabras lo lograron, este es el mejor regalo que ustedes pudieron darnos —comentó Rodrigo.

—Chicos, Jamás imaginé que ustedes nos pidieran algo así —Mamá acarició nuestras mejillas—,nos dejaron sin palabras, no solo es este regalo tan hermoso, también su cambio de actitud, ese sin duda es el mejor. 

—En estos días cambiaron muchas cosas — Álex me miró con esa mirada tan profunda, no la resistí más bien no quise porque sabía que me delataría—,ya tendremos tiempo de contarles todo lo que pasó. Recibimos una lección muy merecida, ahora Dios nos regaló la oportunidad de remediar nuestros errores y lo estamos haciendo.

—Fue demasiado duro el escarmiento, llegó la hora de enderezar el camino y aprovechar esta segunda oportunidad —agregué. 

—No saben cuánto tiempo llevamos esperando esto —añadió Rodrigo. 

—Sin palabras, sorprendente su cambio tan radical, imagino que ya tendrán tiempo para contarnos qué fue lo que los hizo cambiar tan drásticamente — dijo mamá.

Álex y yo solo cruzamos miradas.

—Claro que sí, tendremos tiempo para hablarlo, son varias cosas —respondió Álex. 

—Por ahora por fin  a descansar  en su casa después de esa pesadilla, luego a planear la boda —añadí. 

—Lastima que ya estamos muy grandes para ser los pajecitos — respondió Álex.

Soltaron una carcajada, ahora sí parecíamos una familia feliz.

—No importa la edad que tengan, ustedes siempre serán nuestros bebés, los amores de nuestro corazón —agregó mamá con una sonrisa. 

Platicamos algunos minutos más, la felicidad de nuestros padres ahora estaba plena, se reflejaba en sus ojos. Nunca antes habíamos tenido una plática tan amena, hablamos de su boda,  apenas se reorganizaran las cosas se casarían. Luego por fin después de tantos días volvieron a su habitación a descansar. Estaba frente a la entrada de mi habitación, Álex se posicionó frente a mí y me robó un beso.

©MI ESTÚPIDO HERMANASTRO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora