©MI ESTÚPIDO HERMANASTRO.

Capítulo 43

MI ESTÚPIDO HERMANASTRO.

CAPÍTULO 43... 

—¿Cómo pudiste meterte con mi hija? —mamá lo asesinó con la mirada—,  ella no es como las chicas con las que acostumbras  salir.

—Estefanía entiendo tu sorpresa, tengo muy claro que Paola es muy diferente, por eso me enamoré —respondió Álex con seguridad. 

—¡Álex por Dios! ¿Te escuchas? — Intervinó Rodrigo—, ustedes son como hermanos. 

—¡Pero no lo somos! —interrumpí—,siguen  con lo mismo.

—Pero crecieron juntos desde niños, ¿qué tenían en la cabeza? Esto es de locos — soltó mi madre. 

—En el corazón no se manda —respondí molesta.

—Tratamos de evitarlo mucho — añadió Álex—, pero fue imposible. 

—Entre ustedes no puede haber nada — comentó Rodrigo. 

—¿Qué? — fruncí el ceño—, muy tarde para eso porque ya somos novios.

—¿Te estás escuchando? — Mamá se dejó caer en el mueble —,ustedes crecieron desde niño como hermanos, nada puede pasar, por Dios, si esto es un berrinche más de los dos me parece muy mal.

—Pues lamentamos no contar con su apoyo, pero seguiremos adelante con nuestra relación, con su aprobación o sin ella — respondió Álex sin ningún tipo de expresión. 

—¡Ustedes no entienden! — Mamá se levantó furiosa—,son como hermanos, esto no está bien, ¿qué dirán los demás? Que esta familia es de locos. 

—¡Mamá, a nosotros qué demonios nos importa la opinión de los demás! 

Se posicionó delante de mí con una mirada amenazadora. Pensé que me levantaría la mano, luego se giró quedando frente a Álex y con voz severa dijo.

—Esto es muy en serió, yo te quiero mucho, pero no te quiero cerca de mi hija. Terminan con lo que sea que tengan, esto se acabó, aquí no pasó nada.

—¡Estás loca Mamá! —me puse furiosa—. ¿Por qué dices eso? Álex y yo no vamos a terminar jamás, primero muerta.

—¡BASTA! —intervinó Rodrigo con una voz severa—, esto se acaba aquí y punto. Termina con esa payasada que tienen, por una vez en la vida dejen la maldita rebeldía.

Ahora el que estalló fue Álex, ¿en qué momento todo llegó a ese extremo? Horas atrás estábamos todos felices, ahora todo se caía a pedazos. Odiaba a Juan, era un maldito. Eso parecía karma, nosotros hicimos de la relación de nuestros padres un infierno y ahora ellos harían lo mismo. 

—¡Qué no es una puta rebeldía! lo quisimos evitar y lo hicimos muchas veces, pero el sentimiento fue más fuerte. Estábamos dispuestos a hablar con ustedes con la verdad, pero luego pasó lo del accidente, ya cuando aparecieron, ¿qué pretendían? Que los saludáramos y les dijéramos;  que tal, nos enamoramos y somos novios. Ilógico, quisimos hablar ayer y ya saben  lo que pasó. Luego llega  ese hijo de puta y  arruinó todo. Yo no estoy jugando con Paola, de verdad la amo, no terminaré con ella, primero muerto.

—¡Álex por Dios! ¿Te escuchas?  Tú jamás en la vida tomas en serió a una mujer. Cómo pretendes que te crea, Dios, nosotros felices por su cambio, tenía mis sospechas por tus actitudes con Paola, pero quise creer que todo era mi imaginación —alegó Rodrigo. 

—Eso era antes de que me enamorara de verdad, la amo y esa es mi única verdad. 

—¡Ay por Dios! —gruñó mi madre—. Ustedes son muy chicos para hablar de amor.