MI ESTÚPIDO HERMANASTRO.
Capítulo 28.
Sentir sus manos acariciando mi cabello con tanta dulzura, no parecía real. Caminé en silencio y me senté en el borde de la cama, me quedé mirándolo, no era normal lo que él provocaba en mí. Lo que sentía cuando él me tocaba, cuando me besaba y me abrazaba. Se puso unos boxers blancos y siguió secando su cabeza con una toalla, se giró y se quedó mirándome, caminó hasta mí, se inclinó tomando mis manos con una mirada tan profunda e intensa.
—No lo vuelvas hacer, promételo. Ese no es el camino para solucionar los problemas, por más que las cosas nos duelen tenemos que enfrentarlas.
Tomé su rostro entre mis manos mientras una lágrima se escapaba de mis ojos.
—Me dejé cegar por el dolor. Desde que era una niña no he tenido tranquilidad, no he podido ser feliz esperando a mi papá, el hombre que ante mis ojos era perfecto, ahora descubro que todo lo que yo creí fue una mentira, sentí que no tenía salida, por eso lo hice, te prometo que no lo vuelvo hacer.
—Entiendo lo que sientes en este momento, todo lo que creías se desvanece en solo segundos, pero tienes que continuar, aunque sientas que tu vida es un asco. Tienes una madre que luchó por ti, ella tuvo los pantalones que a tu papá le faltaron, no dejes que después de tantos años ese tipo te siga arruinando la vida, que no borre tu sonrisa.
—En algo tienes razón, tenemos que enfrentar las cosas, ¡tengo miedo!
Se lo dije no por lo que pasó con Aníbal, si no por lo que estaba pasando entre nosotros. Lo miré fijamente a los ojos que en ese momento tenían miles de emociones, se puso de pie inhaló y murmuró.
—No eres la única.
Se recargó en la pared, me miró muy serio a los ojos, inhaló y soltó.
»Tú tienes poder sobre mí.
Me quedé mirándolo a los ojos que por primera vez me gritaban tantas cosas, reflejaban sus verdaderos sentimientos.
:—Tú me haces sentir indefenso.
—¿Por qué? —Pregunté.
—Porque eres la única persona que conozco que realmente podría hacerme daño.
Oh, nunca pensé escuchar esas palabras de su boca, mis ojos se nublaron. Se acercó y hundió su nariz en mi cabeza, murmuré.
—¡Oh,Álex! Eso funciona en ambos sentidos, tú eres el único que tiene el poder de destruirme.
—¿Qué me hiciste mocosa?
Inhaló el aroma de mi cabello, sentí que mi corazón se saldría de mi pecho, murmuró.
»¿Cómo demonios te metiste aquí. —Tomó mi mano y la llevó hasta su pecho, todo me empezó a temblar, respiré profundo.
—Lo mismo digo engreído, cómo terminaste aquí.
Ahora fui yo la que llevó su mano hasta mi pecho. Me tomó de las manos, me levanté y me quedé frente a él. Tomó mi rostro entre sus manos, mantenía su mirada clavada en mí, las palabras sobran cuando las miradas hablan. Dejé un pequeño beso en sus labios, lo miré.
»¿Qué vamos hacer con todo esto? —Pregunté.
—No lo sé, nena —Susurró, me abrazó y respiró suavemente sobre mi cuello, me estremecí.
—¡Agh, por favor!
—¿Qué pasa si lo hago de nuevo?
Otra vez sentí su aliento caliente en mi cuello provocando escalofríos en toda mi piel.
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©MI ESTÚPIDO HERMANASTRO.
RomanceMI ESTÚPIDO HERMANASTRO. Sinopsis. Mi vida era perfecta hasta que mis padres decidieron divorciarse. Un día entró otro tipo a mi casa usurpando el lugar que era de mi padre, lo peor era que tenía un hijo, o sea, tendría un padrastro y un estúpido he...