Capítulo 19

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MI ESTÚPIDO HERMANASTRO.

Capítulo 19.

Nos quedamos así por unos minutos,  lloró lo que tenía que llorar, lo ayudé a levantar, se apoyó en mí, vaya que era difícil no porque pesara solo que Álex era más alto que yo, casi ni podía caminar, ninguno de los dos dijo nada, caminábamos él apoyado en mí.

Tomó tres sorbos, no le dije nada, porque podía sentir lo que él sentía, si yo me enterara que mi padre no era lo que yo idealicé no lo resistiría.  Quise tomar un taxi, puso su cabeza sobre la mía, con la voz enredada solo dijo.

—No-no quiero ir a casa todavía.

Respiré, me desvié por ese lugar había un parque, llegamos y nos sentamos en el césped. Él se tomaba esos tragos como si el contenido de la botella tuviese agua, permanecimos  en silencio, él tenía la mirada perdida al parecer lo único que le ayudaba era tomar de la manera en la que lo hacía.

Tomé mi teléfono y le envié un mensaje a mi madre, le dije que Álex estaba bien, que yo estaba con él. Le quité la botella y tomé tres tragos, tal vez también los necesitaba, solo cerré los ojos cuando sentí que me quemaba por dentro, él me miró sorprendido, permanecimos en silencio algunos minutos.

Yo trataba de descifrar mis sentimientos, tenía miedo de saber qué era lo que sentía en realidad. Tomé mi celular, él me lo quitó.

—¿Qué haces? —preguntó.

—Le voy a marcar a tu novia, tal vez su compañía te ayude.

Recargó su cabeza en mis piernas, con esa mirada que tanto me confundía me miró.

—Yo quiero estar contigo.

Me sorprendió bastante lo que dijo, o tal vez era producto de su borrachera.

»Se supone que estarías conmigo todo el día si era necesario, ¿tan pronto te aburriste? —Indagó.

—Claro que no, solo que pensé que te haría bien estar con ella o con Mateo.

—No quiero estar con nadie, solo contigo, me encanta fastidiarte.

Sonrió. ¡Le salió tan natural, oh por Dios se veía divino cuando sonreía!

—Eso veo — Sonreí maliciosa—, ¿lo disfrutas verdad?

—Me encanta la carita que pones cuando te molesto y cuando haces berrinches.

Se quedó mirándome, cuando lo hacía de esa manera no podía resistir su mirada.

»Eres una mocosa insoportable, pero muy hermosa.

Me quedé helada, no podía creer lo que estaba diciendo, solo lo hacía porque estaba borracho, al fin al día siguiente   no recordará nada, lo que le dije era en serio.

—Tú   también eres insoportable, gruñón, amargado, pero muy guapo.

Sonrió, cerró sus ojos y yo empecé a jugar con su cabello entrelazando mis dedos suavemente. Luego bajé mi mano acariciando su rostro, de la nada empezó a reírse, solo lo miré, sonreí al verlo, de verdad me encantaba cuando sonreía más de esa forma.

—¿Ahora qué te pasa? —inquirí. 

—Me haces cosquillas.

—¿En serio? —volví a preguntar.

—No lo sé — se sentó, me miró—,si son cosquillas o es lo que siento cuando me tocas.

Abrí mis ojos como platos, él siguió tomando como si nada. Respiré profundo, pensé que  solo quería fastidiar, se tomó todo lo que tenía y luego trató de levantarse, lo tomé de la mano.

©MI ESTÚPIDO HERMANASTRO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora