T2: O22 - Privada

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—¡DESPIERTEN!.— Juliana ingresó al cuarto de los chicos, gritando.

—Ashg, ¡Cállate Juliana!.— Reprochó el menor tratando de taparse los oídos con la almohada, un intento fallido.

—Lamento decirles que si no se despiertan temprano, vamos llegar tarde a la Uni.— Excusó, la rubia. —Los quiero en 15 minutos a bajó.—

—¿Y cómo pretendes que nos bañemos.y nos arreglemos en 15 minutos?.— Cuestionó el mayor que apenas despertaba.

—Pues yo no sé como le harán, ¡Pero en 15 minutos!.— Fue ultimo que dijo Juliana, antes de salir del cuarto azotando la puerta.

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Valeria, Alejandra y Lucía se encontraban arreglando la mesa para que todos se sentarán a desayunar.

—Oye Val...— La ojiazul llamó la atención de la rubia. —¿Cómo era sus vidas en México?.—

—Era increíble, siempre era una aventuras y más con la clase de amigos que tengo, jamás había ningún día aburrido.—Contestó Valeria. —Ahora yo quiero hacerte una amiga, ¿Cómo tú y hermana se hicieron amigas?.—

—Es chistoso, Juliana y yo habíamos chocado en el pasillo, pues ambas ibamos tarde el primer día de la Uni, al principio nos llevábamos algo mal, pero con el pasar de los días nos fuimos conociendo mejor y nos hicimos grandes amigas.— Respondió la ojiazul con una sonrisa en sus labios.

—Si claro, solo amigas...— Susurró la otra chica qur estaba alli, Lucía.

Valeria miró confundida a la rizada. Sabía que su hermana melliza jamás aclaró su sexualidad, pues Juliana siempre dijo que no le importaría si anda con un hombre o una mujer, pero ¿Acaso allí hubo algo entre Juliana y Aleja?

—¿Pueden seguir organizando las cosas? Debo hablar algo con mi hermana.— Valeria se retiró de la cocina, dejando solas a Lucía y Alejandra.

Valeria se dirigió a la cocina donde estaban Juliana y Julián preparando el desayuno.

—Juliana, ¿Puedo hablar contigo?.—  Valeria miró a su hermana con una mirada neutra.

—Amm....claro.— Juliana sonrió algo de miedo, pues su hermana casi nunca le hablaba con una mirada neutra y una voz fría. —Vamos a la sala.—

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—¿De que quieres hablar, Val?.— Los labios de Juliana temblaban ligeramente, no sabía la razón.

—Voy hacerte una pregunta y quiero que me respondas con la verdad, ¿Tú y Alejandra, qué onda?.— Valeria miró a su hermana con espera de una respuesta.

—Sólo somos amigas.— Contesto la susodicha con normalidad.

—¿Segura?.— Volvió a preguntar, Juliana asintió. —De acuerdo, eso era todo.—

Juliana se retiró de la sala con dirección a la cocina, Valeria solo miraba por donde se retiró su hermana.

—Buenos días, loca.—Unas voces, bastante reconocibles, la sacaron de sus pensamientos a la chica.

—Buenos días...chicos.@— Valeria fruncio el ceño entre risaa habló. —¿Por qué Sebastián esta sobre tu espalda, Daniel?.—

—Hoy amaneció con una pereza que no quiere ni caminar.— Contestó una leve sonrisa. —¿Serías tan amable de ayudarme con nuestras mochilas y demás pertenencias?.—

—Pasé pa'acá, no queremos un accidente.— Dijo, mientras tomaba en sus manos las mochilas y demás cosas de los chicos.

Valeria caminaba enfrente de sus amigos, pero la duda todavía seguía en ella, quería investigar algo.

—Val, ¿Todo bien?.— Pregunto el ojinegrox que todavía estaba sobre la espalda de su novio. —Te notó, no sé, ¿Distraida?.—

—No, quiero hacerles una pregunta.— Confesó la rubia. Los chicos se miraron entre si, con una mirada le hicieron entender a Valeria que siguiera hablando. —Ustedes que ya llevan meses viviendo con mi hermana, ¿Como es la amistad entre Juliana y Aleja?.—

—Hasta donde nosotros sabemos, las chicas han sido grandes amigas desde que se conocieron en la Universidad.— Respondió el ojimiel. —¿Por qué la pregunta?.—

—Hace poquito que estaba con Lucía y Aleja organizando la mesa, Alejandra me pregunto como eran nuestras vidas en México, yo le contesté normal. Luego yo le pregunté sobre su amistad con mi hermana y ella me dijo que son grandes amigas, que al principio no se llevaban bien, pero en eso Lucía dice: "Si claro, solo amigas". Yo sé que a Juliana le gusta mantener algunas cosas en secreto, ¿Pero esto? Somos hermanas, y tenemos que tenernos confianza.— Dijo algo histérica.

—¿Qué estás alucinando, Val?.— Preguntó el ojinegro.

—No estoy alucinando nada, no quiero sacar conclusiones sin antes tener pruebas, pero estoy segura que aquí hay gato encerrado.

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