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T2: O3O - Privada

—No dispares papá, no cometas una locura.— Emiliano se puso enfrente de los demás jóvenes, en señal de escudo.

—Cometistes un grave error al ayudar a escapar a Sebastián, mi propio hijo me traicionó.— Hablo el señor que parecía no pasar de los 40.

Todos miraban con miedo a rsos hombres armados.

—Señor, yo no sé que le deben mis padres pero por favor no cometa una locura.— Sollozoba el ojinegro.

—¡CALLATE MALDITO MUGROSO! ¡POR CULPA DE TUS MALDITOS PADRES, MI ESPOSA MURIÓ! ¡ELLOS LA DEJARON MORIR!.— Gritó fuertemente el señor logrando dar miedo a todos con su voz, señaló a Sebastián con la pistola. —Y ahora ellos sufriran lo mismo.—

—¡MIENTES! ¡TU MATASTE A MI MAMÁ!.— Grito eufórico. Emiliano se puso frente a Sebastián. —Si vas a matar a alguien matadme a mí, asi podré ir con mi mama. Anda, mata a tu único hijo.—

El señor solo bajo el arma y miró su hijo, no podía, simplemente no podia matar a su único hijo. 

—No den un paso más.— Unos oficiales llegaron a la escena. —Señor Rodríguez está bajo arresto por secuestró.—

Los jóvenes sólo muraban como los oficiales esposaban al señor Rodríguez y sus secuaces.

—¡Daniel!.— Aristóteles y Temo llegaron corriendo junto a su hijo.

—Papás.— Daniel abrazó a sus padres.

Los padres de Sebastián y hermano, llegaron también para abrazar al ojinegro.

—Por fín acabó todo, aunque ¿Alguien me explica por qué ese señor cara de roca, secuestró a Sebastián?.— Valeria miró a todos buscando respuesta.

—Mamá, papá, ¿Hay algo que quieran contarme?.— Sebastián miró a sus padres con los brazos cruzados.

—Solo te diremos que con ese señor tuvimos problemas en el pasado.—Respondió el padre del menor

—Es bueno volverte a ver Emiliano, estás grande.— Djo la madre de Sebastián mirando al ojiverde.

—Lo mismo digo señora, es un gusto vorverla a ver.— Respondió amablemente. —Jamás pensé volverlos a ver, yo si decía que Sebastián se me hacía familiar de algún lado.—

Sebastián solo miraba esa escena con rareza, pero mejor no preguntará por el momento.

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—Tanta adrenalina me dejó agotada, buenas noches chicos.— Juliana se despidió de todos y se fue a su cuarto a descansar.

—Nosotros también nos vamos a dormir ya, descansen.— Valeria tomó la mano de Julián y caminaron hasta su cuarto.

—Nosotros dormiremos por hoy en alguno de los cuartos de huéspedes.— Los hermanos mellizos tomaron rumbo a algún cuarto, al igual que los primos.

—Emiliano, puedes dormir también en algún cuarto, la casa tiene suficientes cuartos.— Le dijo Daniel, mientras trataba de mantener el equilibrio pues A Sebastián estaba sobre su espalda y el sueño estaba haciendo de las suyas. —Es lo menos que puedo hacer por cuidar de Sebas, gracias a ti él sigue con nostros.—

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—Extrañaba ya dormir a tu lado.— Sebastián se acurrucó en el pecho de Daniel.

—Y yo extrañaba sentirte a mj lado.— Daniel paso su mano por la cadera del menor.

Las miradas de ambos chicos se conectaron, las miradas reflejaban lo mucho que se extrañaron, lo mucho que les faltó el calor del otro. Unieron sus labios en un tierno beso.

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