T2: O44 - Privada

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El incendio por suerte no causo daños graves en Julián, estuvo una semana hospitalizado pero ya por fín estaba en casa.

—Bueno, Valeria ya cumplió sus tres días de reposo y ahora a ti te toca estar en reposo por 3 días también, descansa Julián.— Juliana a la fuerza sacó a todos del cuarto.

—¿Oye qué te pasa? Yo también duermo en ese cuarto, aparte que les recuerdo que todos estan en mi casa.— Regaño Valeria mirandi furiosa a su hermana y a  los demás. —Bueno, más bien apartamento.—

Asi es, después del incendio todo empezaron a vivir por separados. Daniel y Sebastián alquilaron un pequeño apartamento, al igual que Valeria y Julian; Juliana y Emiliano para no estar solos entre los dos pagaban otro apartamento, todo era mientras la casa estaba siendo arreglada.

—Tranquila, te dejamos en paz.— Sebastián le sacó la lengua a Valeria, acti también hecho por Valeria.

—Nosotros nos retiramos, chao.— Daniel tomó la mano de su novio para jalarlo hasta la salida.

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—Al menos todo salió bien, todo está volviendo a su curso.— Argumentó el ojinegro dejando caer su cuerpo en la cama. —Espero que no vengan más desastres.—

Daniel se acostó al lado del menor, abrazandolo por la cintura. El ojinegro se acurruco en el pecho del mayor.

Asi edtuvieron un tiempo, pero aquel momento tranquilo fue interrumpido por las inmesas ganas de vomitar del menor. Con rapidez Sebastián salió corriendo al baño.

—Eso ya me preocupa, vas dos días vomitando.— Daniel se encontraba en la entrada del baño.

—Esta vez te tomó la palabra, a mi también me esta asustando.— Decía el menor mientras salía de baño.

Al salir del baño se quedo i miranro a Daniel.

—Ammmh...Daniel.— El menor miraba al ojimiel con nervios. El mayor indicó que siguiera hablando. —Emmmh...tengo....tengo ganas de unas galletas oreo con salsa, un chocolate frío.—

—¿Qué? ¿Enserio?.— Una mueca de asco se formó en los labios de mayor. —Gatito, ¿No crees que las gallateas oreos con salsa son una combinación un poco rara?.—

—¿Yo qué culpa? Simplemente tengo ganas de comer eso.— Reprochó el menor con un leve puchero.

—De acuerdo, nomás espero que sea la primera y última vez que te den esos antojos raros, pareces que estuvieras embarazado.— Dicho esto, Daniel salió de aparmento.

Pero Sebastián se quedó pensando, era probable eso, pero son demasiado jóvenes para ser papás.

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•Ups, ¿Acaso se nos viene un baby? 😉

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