7 - Sollozo a medianoche

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Nuevo capítulo♥
¿Diagnosticaron la enfermedad de Bruno durante la espera?

Espero que sí >:), bueno, sin más rodeos: disfruten de la actualización.

Espero que sí >:), bueno, sin más rodeos: disfruten de la actualización

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Éste era, particularmente, el peor lunes de mi vida.



Lo supe cuando apenas llegué y todos los empleados estaban siendo reprendidos por el señor Ferre. Apenas oí los gritos salí del edificio y tomé unos metros de distancia, colocándome en una pared adyacente a las vidrieras del local para asomar periódicamente mi vista y comprobar si el regaño cesaba o no.


Finalmente, observé cómo cada uno se dirigió a su zona, sin embargo, Florencia se quedó cara a cara con el jefe para luego dirigirse al cuarto de empleados, quizás a dialogar qué castigo tendría la susodicha. El señor Ferre era una persona de códigos sumamente estrictos, según él, había puesto demasiado esfuerzo en que Délicatesse sea el lugar más prestigioso de la zona para que un grupo de mocosos le arruinara.

Entré al local con pasos sigilosos, esperando de que el señor Ferre no se percatara de mi presencia. Caminé hacia el cuarto de empleados y afortunadamente cuando entré Florencia ya se estaba marchando, tomó su mochila y se fue corriendo del sitio con el rostro cabizbajo repleto de vergüenza. Me aproximé a un casillero vacío y dejé mis cosas ahí, estaba colocándome el uniforme y uniendo los lazos por detrás de mi espalda, formando un moño. Me encaminé nuevamente a la puerta, dispuesta a irme.

—Greco, tengo suerte de tenerla.

Observé al jefe por arriba del hombro. Él estaba sentado en una silla frente a la pequeña mesa que estaba en una esquina. Me observaba de pies a cabeza.

—Es la única que no es una irresponsable —prosiguió, dándole un sorbo al café y fijando su vista en la bebida.

Asentí con nervios y abandoné rápidamente la sala al sentir la incomodidad desbordando en mí. Nunca me había gustado estar a solas con el señor Ferre.

Observé el panorama de lado a lado y noté a las escasas personas situarse en distintos puntos del local, especialmente en las esquinas, lo más probable es que quisieran evadir miradas.

Me dirigí a una de las mesas y ayudé a limpiar a Julia. Los lunes por la mañana eran los únicos días donde compartíamos turno, por lo que no nos encontrábamos muy seguido. Ella al notar mi presencia me observó a través del rabillo de sus ojos café. Observé una sonrisa fugaz depositarse en su semblante y luego esfumarse, como si la mantuviera contenida.

— ¿Llevaste a bella durmiente devuelta a su castillo?

No capté sus palabras hasta que prontamente caí al notar su mueca pícara. Rápidos recuerdos del fuerte hedor de Sam o sus palabras dulces de la noche volvieron a mi cabeza.

—Así es —le confirmé, pasando un trapo por una persistente mancha.

— ¿Y qué tal?

La miré confusa. ¿Qué tal qué?

— ¿Hicieron algo o... qué? —indagó murmurando, como si me contara algún secreto.

—No... Simplemente durmió en mi casa y n...

Fui interrumpida por el feroz chillido de la pelirroja.

— ¡¿Sam D'Aramitz pasó la noche en tu casa?!

— ¡Shhh! —solté desesperada por silenciarla dirigiendo mis manos a su boca.


El grito de la misma cortó el pequeño murmullo de los clientes y al alzar mi mirada noté todas las miradas puestas sobre mí. Pero no fue eso lo que derrumbó absolutamente todas mis energías, sino voltear mi vista y ver a Sam en la entrada, también alertado por el grito.

Despiértenme y díganme que esto es un muy mal sueño.


Luego de aquello definitivamente mi cara estuvo roja durante un buen tiempo.

Después de limpiar las mesas y el local pasé a la siguiente hora y me dispuse a atender a los pedidos de los que iban llegando. Me encontraba oyendo a una chica castaña junto a tres hombres relativamente atractivos.

—Un capuchino un licuado de naranja otro capuchino, ah y que el licuado no sea de naranja sino de fresa, no mejor un milkshake. Ah y también otro capuchino, no, mejor no, bueno sí, añade ese capuchino pero que el licuado sea de fresa —Me mareé un poco con el pedido de la chica castaña de voz nasal. Hablaba sin pausas, parecía a propósito para confundirme— y hazme un re-fill.

—Disculpe, señorita, los servicios de Délicatesse no ofrecen re-fill —Observé como puso sus ojos en blanco, aún así mantuve una sonrisa grande y palabras alegres—. Repaso: tres capuchinos y un licuado de fresa.

— ¿No te he dicho un milkshake? —dijo indignada y aumentando aún más su voz nasal.

—Lo ha cambiado por el licuado de fresa, por lo tanto, no —aclaré uniendo mis manos sobre mi estómago y ladeando ligeramente mi cabeza. Intenté mantener mi cabeza fría, en estos instantes no podía tener una sonrisa amplia y natural como siempre lo hacía, además, mi voz se oía un poco robótica. La actitud de la joven tampoco colaboraba con mi estado.

—Entonces ponme un milkshake.

— ¿Junto al licuado?

Sollozo a medianoche [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora