24 - Tormenta calma

2.4K 346 140
                                    

------------------------------------------

DOBLE ACTUALIZACIÓN, 

SUBE PARA LEER EL CAPÍTULO 23

---------------------------------------


—¿Por qué te gustan? —Incliné mi cabeza hacia un lado, confundido

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Por qué te gustan? —Incliné mi cabeza hacia un lado, confundido.

Su semblante se tornó en circunspección casi pétrea. Contemplando mi rostro con sus ojos ámbar, memorizando mi faz meticulosamente.

—Porque son más fáciles de dominar.

La seriedad con la que habló me dejó congelado en mi sitio. ¿Hablaba en serio? Sea cual sea la respuesta, sentí un cosquilleo leve en mi abdomen, provocando que trague saliva fuertemente.

Repentinamente, comenzó a reírse de manera escandalosa.

—¡Era broma, era broma! —Se llevó la mano a la cara con tal contener sus carcajadas— Tenías que ver tu cara, Sam, dios mío. Eras El Grito de Munch en persona.

Eso no me agradó demasiado, y sé que en mi cara se queda mi repudio obvio.

—Anda, relájate. Era una broma, Sam —Se acercó a mí y llevó su mano a mi cabeza, enloqueciendo mi cabello—. No estaba insinuando que seas fácil de dominar. Aunque quizás sí lo seas, aunque quizás no, bueno, de hecho no conozco tus gustos respecto al...

—No me molesta que insinúes eso —Le corté.

Katerine empalideció inmediatamente y se alejó de mí, casi tomando distancia solamente por temor. Era más que claro que la puse nerviosa, lo que me hizo sonreír de forma disimulada con tal de que no notara mi satisfacción por tal cosa.

—¿Entonces qué te molesta? —preguntó entre risillas nerviosas, escondiendo sus manos entre sus muslos denotando su incomodidad.

—Quizás que digas aquello con tanta confianza —Evadí su mirada, lo que ella también hizo.

Miré de reojo a Kate, que lucía avergonzada. Admito que Katerine estando sonrojada se ve bonita.

—Cambiemos de tema, mejor —respondió todavía cohibida—. ¿Cómo pasaste el sábado? Además de la confesión, claro.

La prima de Eduardo se me vino a la cabeza. Entrecerré mis ojos al recordar de que vino a Délicatesse con el capricho de que yo la atendiera. Si no estaba equivocado, ella es amiga de Rocío, era la chica de pelos de colores que había ido con ella al encuentro donde Eduardo me invitó, y donde pasé un mal rato con las estupideces de Andreu.

—Conocí a una chica —respondí sin rodeos, esperando su reacción.

Creí que al menos se molestaría un poco, de hecho eso me hacía un poco de ilusión y no lo voy a negar, pero sonrió con amplitud. Eché un suspiro, agobiado, mientras ella me miraba sumamente emocionada.

Sollozo a medianoche [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora