40 - El crew II (Doble Actualización)

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Acuérdense de votar, mis chikis. Les dejo doble actualización uwu.

—En un rato empezaremos, ¿vale? —me habló mientras ajustaba el casco de protección a mi cabeza

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—En un rato empezaremos, ¿vale? —me habló mientras ajustaba el casco de protección a mi cabeza.

Se alejó y me miró con risa.

—¿Me veo mal? —pregunté, curiosa por la repentina jocosidad de su sonrisa.

—No es eso. Sólo... es extraño.

Antes de que pueda replicar, él se levantó del sitio y se dirigió a los chicos para pedirle otro casco y ponérselo él.

Recorrí su cuerpo con mi mirada sin disimulo. ¡Qué guapo luce vestido de militar! Pero, siendo sincera, toda la ropa le va bien a Sam, incluso la ropa femenina podría decir. Debería ser modelo.

Aun así, me dio risa cuando volteó hacia mi dirección y lo vi con el casco puesto. Apenas se le veía la cara.

Vi a los muchachos dispersarse y Sam me indicó que vaya a mi puesto, la estructura centro. Delante de nuestra base había diversos objetos posicionados estratégicamente para poder avanzar al enemigo. Tomás se posicionó donde Sam le dijo, a mi derecha, un tanto avanzado. Vi a Guille por arriba de mi hombro y éste estaba atento a la bandera azul.

Mi Walkie Talkie de Spiderman empezó a sonar como si un demonio lo hubiera poseído así que lo encendí. Tomás comenzó a hacer ruidos con la boca, silbando, chasqueando la lengua y otras cosas molestas.

—Espero que nunca tengas que ir a la guerra —dije con hastío, tapando el parlante del Walkie Talkie para amortiguar el sonido.

Tomás siguió haciendo ruidos con su boca, hasta que escuché un sonido de aire cerca. ¡Un disparo!... de pintura.

Alcé mi cabeza buscando la ubicación del ruido y encontré a Tomás con el hombro enchastrado con pintura celeste.

—¡¿Quién fue?! —profirió a los cuatro vientos, sin usar el Walkie Talkie.

—Para ya, imbécil. Ya va a empezar el juego —sonó la voz de Sam, mezclada con el ruido del aparato.

—Lo siento, Samuel —dijo la voz apenada del moreno.

Bien, hasta ahora tenemos varios tipos de personas: Raúl, el hiperactivo; Jerónimo, el que pone el dinero, pero es un amargado; Guille, el que es amigo de todos; Tomás, el dramático y lameculo de Sam; Jonás y Tobías, los que no importan, pero están ahí.

Sam estaba escondido a un par de metros delante de mí a mi izquierda, cargando su arma con las bolas de colores. Tras unos pocos instantes escuchamos un potente sonido similar al de una estación de bomberos, que, efectivamente, inició el juego.

—¿Zigzag? —preguntó Sam.

Vi a Tomás inclinarse de lado a lado buscando algo con la mirada.

Sollozo a medianoche [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora