60 - Katerine Grey

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HEY VOS

SÍ, VOS

SI VOS NO TE LEÍSTE EL 59

NO LEAS ÉSTE

ME LO VAS A AGRADECER MÁS TARDE

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disfruten

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Abrí la puerta y, tras cerrarla, Sam se aproximó a mí con lentitud y cuidado. Le observé desde abajo, gracias a nuestra pronunciada diferencia de altura. Corté nuestra distancia y él hizo lo mismo.

No fue un beso salvaje. Pero cuando rompimos aquella taciturna unión, sus ojos se encendieron, probablemente los míos también. Volvimos a besarnos con total entrega, metiendo la lengua en la boca del otro y nuestras manos recorrían aquellos puntos sensibles con los que nos familiarizamos.

Sus manos acunaron mis pechos sobre el vestido y con la presión de sus pulgares sentí la erección de mis pezones friccionando contra la tela.

El beso se rompió debido al hambre por aire. Aunque Sam continuó tocándome y mis ojos se entrecerraron ante la hipnosis que sus iris grises consumidos por sus dilatadas pupilas me proporcionaron.

Una mano de Sam abandonó mi torso y se inmiscuyó en la abertura de mi espalda para tocar mi trasero directamente. Mordí mi labio y cerré mis ojos por su deferente masaje, igualmente placentero.

Su lengua bailó sobre mi cuello y no contuve mis jadeos. Sentía mi intimidad palpitar y humedecerse un poco. Mientras que, ponía mis ojos en blanco cada vez que aquel toqueteo me proporcionaba una sensación intensa.

—Por favor... Dime que Lao no está en vuestro piso —rogué extasiada, sin poder pronunciar bien.

—No está —confirmó alejándose de mi piel—. ¿Por qué preguntas?

—Bueno... —Me avergoncé un poco—. No quiero que me oiga gemir el nombre de su virgen hermano menor.

—Uuh...

Volvió a enfrentar mi rostro y, al conectar su mirada con la mía, apretó mi pezón sobre la ropa, haciendo que mi faz reaccione frente a la suya. Una pequeña sonrisa le iluminó la cara.

—¿Al cuarto? —preguntó en voz baja.

Asentí con mi cabeza, incapaz de pensar en algo racional en el momento. Entre besos y manoseos hambrientos, llegamos a mi habitación y Sam se mordió el labio. Apoyaba sus codos sobre el colchón y me miraba expectante, tumbado.

Sollozo a medianoche [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora