Éste lo saqué un poquito más rápido. Anoche me quedé hasta las 6AM escribiendo, así que no sean fantasmones <3, los quiero<3<3<3
-—Kat, dame otra oportunidad.
Mi saliva fluyó con fuerza por mi boca y garganta, mi frente sudó y mi nariz se humedeció internamente, lo mismo con mis ojos. Mis orejas eran atravesadas por un hilo de ruido que entraba y salía por mis oídos atravesando mi cerebro, incluyendo mi consciencia, nublándola con neblina espesa. Mientras que mi corazón; mi corazón ardía y daba vueltas dentro de mi pecho.
Tengo miedo.
Me alejé de él, esperando a que mis pensamientos se aclararan con ello, pero no lo hicieron. Aún seguía inquieta, con mis manos y piernas temblando mientras observaba el rostro compungido pero circunspecto de Bruno.
—Bruno, yo...
Repentinamente sentí una presión en mi cintura y volteé asustada, hasta encontrarme con un rostro que alivió la presión en mis rodillas. Lo que menos me agradaba, fue lo que me salvó.
Volví a mirar a Bruno y noté su semblante decepcionado, quizás necesitaba una respuesta inmediata, lo que yo rara vez daba.
—Fui a buscar unas bebidas —Betsabé alzó en sus manos dos latas de refresco.
— ¿Bruno puede tomar eso? —Estreché mis cejas, ampliamente escéptica.
—Según su doctor sí —Sonrió de lado a lado enseñando su dentadura pura.
Me senté en una de las sillas dispersas en el cuarto, observando como Betsy volvía a su sitio en la cama de Bruno. Sacó su celular, lo que me sorprendió, no la regañaría, aunque una parte de mí lo deseaba fervientemente; retarla era una mala manía que había cogido al crecer.
Mantuve mi mirada fija en Bruno, él hizo lo mismo conmigo, sabía que él no hablaría hasta que volvamos a estar solos. Si Betsabé se marchaba otra vez él me obligaría a responderle y claramente yo no tenía la cabeza preparada para martillarme con pensamientos altruistas o, de lo contrario: egoístas.
Ahora mismo, Betsabé estaba de sujetavelas, pero no precisamente de una velada.
La boca de la rubia se abrió en un círculo y sus mejillas se enrojecieron. Aproximó el móvil a Bruno, enseñando la pantalla, lo que hizo que él dé vuelta sus ojos con disgusto.
—Ya te rechazó, deja de seguirlo si es que quieres olvidarlo —dijo el castaño acomodándose en la cama tras beber la bebida, dejándola sobre una pequeña mesa al lado de su sitio.
La chica volvió a encarar la pantalla del teléfono y se emocionó aún más.
— ¿Quién podría olvidarse de un tipo así? —exclamó ciertamente ofendida, como si Bruno le hubiera insultado— Ni en mi vida ni en la otra me olvidaría de un adonis.
Betsabé cruzó sus brazos sobre su pecho denotando su molestia. Mantuve una cara entretenida sobre los hermanos, finalmente, Bet cedió y dirigió su cuerpo hacia a mí, mostrándome la pantalla. Abrí mis ojos y boca, sorprendida. Vaya, vaya.
— ¿Te parece guapo? —preguntó.
La respuesta era obvia: sí. Después de todo, la imagen que había en el móvil era una de Sam, Sam d'Aramitz, alías mi vecino depresivo.
Miré la pantalla y luego miré a Bruno.
A pesar de que habían pasado unos pocos segundos desde la pregunta, Betsabé no me dio tiempo a responder —como siempre— y dio una voltereta rápida volviendo a Bruno.
—Es guapísimo, lo sé —Se «auto-respondió»—. Entre todos los habitantes de Aragón tengo las mejores vistas, ya que es mi compañero de clases —explicó en voz fanfarrona.
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Sollozo a medianoche [✔]
RomanceSu novio está obsesionado. Ella es víctima de sus manipulaciones. La hiere, la destruye, pero ella continúa cayendo por sus encantos. Hasta que, una noche tras una discusión con Bruno, Katerine encuentra la paz en el canto de su vecino: Sam d'Aramit...