37 - Los planes de continuar

2.5K 344 228
                                    

Mejor publico esto antes de que se corte la luz XD. Disfruten.

—¿Cara o cruz?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Cara o cruz?

—Cara —respondí inmediatamente.

Eduardo hizo volar la moneda en el aire, dando repetidas vueltas en el mismo para regresar a la palma del susodicho.

—Gana Rocío. Kat, tú te quedas a limpiar —dijo el tipo cruzando sus brazos sobre el torso—. Rocío, puedes irte a casa.

Thanks, Ed —La rubia le guiñó el ojo—. Suerte, Kat, recuerda limpiar bien la cocina.

Cuando no hay mucho trabajo que hacer, los empleados preferimos decidir al azar quién se queda a limpiar, ya que es innecesario tener a todo el personal. A Ferre no le va ni le viene, siempre y cuando acabemos con el trabajo antes de que el siguiente turno inicie.

Eché un suspiro al percatarme de mi soledad. Oía risas y cuchicheos que provenían de las salas de empleados, hasta que se opacaron hasta extinguirse en el silencio.

Carraspeé un par de veces al sentir el polvo inmenso que barría con la escoba, éste se elevaba y dispersaba en el aire, hasta ingresar en mis fosas nasales y congestionarme.

Tras librarme de la tierra, opté por limpiar las pocas mesas que fueron utilizadas. Repasaba la madera con el húmedo trapo de forma constante e incesante, hasta percatarme de un hecho: era la mesa de la esquina junto al ventanal.

Sentí una extraña sensación amarga al rememorar a Bruno sentado allí, con sus ojos perdidos en el exterior y husmeando entre los cotidianos transeúntes. Cuando me diera cuenta que él estaba en Délicatesse, me apuraría en terminar lo que estaría haciendo para atender a Bruno. Él diría una broma tonta o coquetearía disimuladamente, tal vez, haría una propuesta de alguna cita en algún sitio de Zaragoza.

Eché un suspiro y cerré mis ojos con calma, intentando borrar su imagen de mi cabeza asimismo pulía el sitio donde él acostumbraba a sentarse.

—Entonces... aquí es —Me sonrió inspeccionando el lugar con un asombro inconmensurable—. Es un restaurante bonito.

Asentí con mi cabeza frunciendo mis dientes en una sonrisa.

—El señor Ferre es un tipo amable, es muy gentil con los empleados.

—Me alegro que así sea.

Pasé a la siguiente mesa, observando por las cortinas entreabiertas la calle, mirando como los transeúntes iban de derecha a izquierda y viceversa.

Repentinamente, en mis ojos se borraron todas aquellas personas, oscureciendo la calle y la lluvia azotó de forma brutal.

Dos siluetas sostenían su respectivo paraguas, enfrentándose entre sí de manera calma, aunque amenazante.

—Deberías renunciar. Ese empleo es un asco, Kat —resopló él, con una voz quebrada.

—Lo necesito para pagar el piso y los estudios —pronuncié en una tonalidad débil, destilando languidez—. ¿Crees que conseguiré una mejor oferta, Bruno? Gano mil veces mejor en Délicatesse que en cualquier otro trabajo. Puedo soportar esto.

Sollozo a medianoche [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora