Último capítulo en poco tiempo <3
Denle amor a éste mientras llega el otro en un ratito uwu
Cuando pude respirar correctamente y aliviarme por al menos un segundo, estaba en el sofá de mi cuarto, tratando de comprender qué había pasado.
Sam estaba apoyado en el umbral de la puerta, observando algo preocupado mi rostro.
—¿Te sientes mejor?
Asentí con mi cabeza de forma mecánica.
Se acercó a mí con pasos lentos y se agachó para poder verme a los ojos directamente. Su mirada platino me trasmitía paz, mas la preocupación que abundaba en ella me hacía sentir culpa.
—¿Qué fue lo que sucedió?
—Un ataque de pánico —susurré abatida.
Aún memorizaba la asfixia que me apresaba. Aquella que me quitaba toda fuerza y lograba derrumbarme cual delgada y frágil pila de papeles.
—¿Tuviste uno antes?
Cerré mis ojos y exhalé con fuerza.
—Creo...
Sam tomó mis manos y las puso junto a su rostro. Mi exaltación menguó con ello. Él tenía esa manera sutil y cariñosa para tranquilizarme.
—¿Puedo leer ese papel?
Asentí con mi cabeza y le alcancé el documento. Sam lo tomó y vi cómo su nariz se arrugó al leerlo.
—¿Juicio?
—Necesitan mi testimonio —respondí—. De seguro te enviarán uno a ti también.
—¿Es por lo de...?
—Sí. —Bajé mi cabeza—. Tengo miedo.
Carraspeó por lo bajo y se incorporó para sentarse junto a mí. Su brazo pasó por mis hombros para abrazarme y sonreí levemente.
—Estará todo bien, amor —murmuró cerca de mi oído—. Darás tu testimonio, yo daré el mío, y el juez lo mandará a Ferre a pudrirse en la cárcel por al menos quince años.
—No es tan fácil.
Mi rostro encaró el suyo y Sam fundió su vista con mis ojos.
—Puede que sea más complicado. —Su voz fue susurrante y melódica, cual caricia al oído—. Pero sólo confía en mí. No nos sucederá nada.
Mi mirada evadió el contacto visual.
—Aún así...
—Estará todo bien.
Su mano acarició mi pómulo con ternura. Alcé mi vista y encontré sus ojos fijos en mí, contemplándome con total atención.
—Te amo —susurré cerca suyo.
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Sollozo a medianoche [✔]
RomanceSu novio está obsesionado. Ella es víctima de sus manipulaciones. La hiere, la destruye, pero ella continúa cayendo por sus encantos. Hasta que, una noche tras una discusión con Bruno, Katerine encuentra la paz en el canto de su vecino: Sam d'Aramit...