Capitulo 51 Nunca sera...

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La dulce voz de Shizune había sumido súbitamente a los gemelos en una paz que no pensaron sentir en ese momento, aquella nana, aquella melodía que solía servir para que ellos durmieran pacíficamente estaba siendo traída a sus cansadas mentes por tanto pensar...

Habían salido de sus habitaciones hechas un desastre en transe siguiendo aquella dulce voz, inconscientemente buscando consuelo en los brazos de su moribunda hermana, que cantaba con un sentimiento armónico que los había invitado a ir hasta ella. En silencio tras encontrar las miradas enrojecidas de su gemelo al abrir las puertas que los mantenía ajenos al mundo que querían evitar, anduvieron en silencio ignorándose al principio, y tomándose de las manos en un gesto involuntario que ninguno de los dos decidió romper, avanzaron en la oscuridad de los pasillos con parsimonia, sin perder ni por un minuto la atención a la melodiosa voz de su hermana cantando aquella nana...

De memoria recorrieron el pasillo tomados de las manos, lado a lado sin pronunciar palabra alguna, deteniéndose frente a la puerta de caoba de aquella habitación que no habían pisado desde que su madre les había contado que su hermana había muerto con lágrimas que nunca creyeron sinceras en sus ojos. Ambos tomaron las perillas de la puerta doble dispuestos a abrirla y ver a su hermana traída de la muerte por segunda vez cantando sola... Encontrándose con una escena que sus fatigadas mentes se negaron a creer... Una escena que sus ojos convirtieron en lágrimas dolidas y los hicieron retroceder silenciosos un par de pasos mientras negaban lo que veían...

Shizune... Su preciosa hermana envuelta en vendajes con un yukata blanco como pijama cubriendo la severidad de sus heridas, estaba sentada con los ojos fijos sobre el individuo que reconocieron como su padre, que se hallaba recostado en el regazo de su hermana, mientras la melodía continuaba y ella se dedicaba gentilmente a acariciar los azabaches cabellos de su padre con lentitud y gentileza, como si este gesto tuviese el único propósito de consolar a su padre... Desearon que ella apartase la mirada de su progenitor y los descubriera de pie en la entrada con las manos aun puestas en cada una de las perillas de la puerta, pero eso no paso.

Ella no les miró en ningún momento, sumida como estaba en su canción... Aquella canción que los invitaba a acercarse y disfrutar del mismo consuelo que le daba a su padre, pero que no querían ahora, al sentirse traicionados...

-¿Chicos? – Les llamó la gruesa voz de su hermano Itachi inesperadamente, provocando que ambos dieran un respingo asustados. Giraron sus miradas acuosas en dirección de la silueta dibujada de su hermano por los rayos de la clara luna. La mirada que este les dio fue compasiva, quizás supuso lo que ellos habían visto ¿Por?... No sabían cuánto tiempo...

Los pasos de Itachi como siempre sigilosos lo acercaron hasta ellos, mientras retiraban sus manos de la puerta, para observar como su hermano daba un breve vistazo adentro de la habitación soltando un suspiro resignado y cerrar la puerta evitando seguir viendo el interior. Y de paso sellando todo sonido exterior de aquella habitación.

Bajaron sus cabezas en un gesto que no pretendía esconder como se sentían, había sido un largo día. Sus manos estaban destrozadas por los múltiples golpes que dieron a diestra y siniestra en las que eran sus habitaciones, destruyendo en su arranque cada objeto en ella que fuese fácil de tomar y lanzar hacia las paredes. Se percataron de la seria mirada de su hermano sobre ellos. Pero no dijeron nada. Esperando quizás que el mayor les regañara por ser tan impulsivos. Y sin embargo, las palabras que les dedico solo les supieron a hiel... Amarga e imposible de tragar...

- Sé que no lo entienden ahora... Pero ellos dos necesitan este instante para ellos... Nee-san... Necesitaba que Otto-sama, supiera que estaba bien... –Les susurró con desolación empañada en su voz, porque al decirles eso sólo confirmaba que su hermana necesitaba a su padre antes que a ellos y hasta Itachi debía sentirse un poco dolido por ello... Mostrándoles que a pesar de lo que decía él también se sentía traicionado y quizás tampoco lo terminaba de aceptar del todo.

Acorde GemeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora