Capítulo 40 Suspiro lúgubre...

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Media hora antes del ataque...

No sabía que era lo que había pasado con ella, la oscuridad se ceñía a su mente manteniéndola cautiva de su propio cuerpo. A ratos podía escuchar retazos de lo que creía eran las voces de sus captores. Entre ellas el sonido rasposo y tétrico de una voz familiar la hacía estremecerse desde las entrañas. ¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Minutos? ¿Horas? ¿Quizá días?

Sin importar el tiempo que había estado inconsciente. Sabia, de cierto modo que al abrir los ojos lo que le esperaba era el infierno, sin embargo, ella no era cobarde y aquel infierno que se cernía cercano a ella lo enfrentaría con valor...

-¡Hazlo!

Escuchó justo antes de sentir la frialdad del agua empapándola, alertando sus sentidos obligándola a salir de la oscuridad que mantenía a su mente atrapada, arrancándola de la inconciencia que evitaba su encuentro con aquel demonio que la haría sufrir sin piedad. Comenzó a abrir sus negras y perturbadas pupilas, apenas acostumbrándose a la tenue luz que iluminaba la habitación donde ella se encontraba.

-¡Pueden retirarse! –Escuchó decir a la misma voz y seguidamente el abrir y cerrar de una puerta corrediza.

Intentó llevar una de sus manos a sus ojos en acto reflejo para protegerse de la luz que había aumentado en brillantes al ser puesta directamente en su rostro y de paso poder limpiar el agua que había entrado en su nariz momentos antes, descubriendo al instante que no podía moverlas... Desorbitó sus ojos en desconcierto cuando un tintineo de cadenas le indico a su confundido cerebro que estaba encadenada a la pared, observó las cadenas con un gesto de enfado, molesta con ellas por mantenerla inmóvil e indefensa, frunció el ceño cuando una risita escabrosa se dejó escuchar frente a ella. Con lentitud giro su rostro a la dirección de donde venía aquella fastidiosa voz, que daba cabida a esa risa que estrujaba sus entrañas al traspasar sus oídos.

-...............- Sé heló al instante, casi sintió que su respiración se detenía para reanudarse trabajosamente.

- Bienvenida al mundo de los vivos Uchiha Shizune... -Escuchó decir con solemnidad a aquel demonio salido de sus pesadillas.

Ante ella el anciano que esperaba fuese una alucinación, la miraba con superioridad disfrutando de su posición degradante. La risita sádica y morbosa que salía de su boca perforaba sus oídos llenándolos de humillación, queriendo destruir su orgullo. Intentó forzar las cadenas que la mantenían apresada erguida a la pared y expuesta a su captor consiguiendo apenas que las cadenas se torcieran y chocaran entre ellas estridentes, como burlándose de su incapacidad para deshacerse de ellas. El peso en sus tobillos le advirtieron que sus piernas también estaban atadas separando sus piernas a la fuerza. Bajo su vista al suelo aliviada momentáneamente al ver que aun tenia intacta su ropa.

-Ríndete... No podrás desatarte, aunque te esfuerces...- Dijo el anciano con un tono que Shizune no supo identificar. Sonaba tranquilo, pero a la vez jovial sin perder detalle de sus reacciones, vestía un yukata simple y llevaba una de sus manos vendadas.

La miraba como esperando... Quizá ver miedo o ansiedad en su rostro pensó, pero ella no era una ninguna víctima asustadiza, su orgullo no le perdonaría serlo ¡Jamás! Se negaba a mostrar ninguna emoción ante ese sujeto, pero todos sus sentidos le decían que debía ganar tiempo. Tiempo para retrasar lo que ese hombre planeaba hacer con ella. Aquel comportamiento templado de Danzou y su mirada astuta le decían que lo que planeaba no sería nada agradable. Así que tras decidir confiar en su intuición respondió sin delatar ninguna emoción diferente a la apatía.

-Así parece. – Al hablar le miro directamente a los ojos, que le regresaban la mirada con desdén y algo similar a la decepción. Si Danzou veía aunque fuera una pequeña duda en su rostro estaría perdida. Por eso le sostuvo la mirada con altivez midiendo a su adversario con frialdad, como si no le causara ninguna incomodidad saberse inmóvil y expuesta.

Acorde GemeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora