Si estás aburrido, pues bienvenido.
Este libro se sitúa mucho, recalco, MUCHO tiempo después de que los hermanos tazas salvaran a los habitantes de las islas inkwell y derrotaran al diablo. Un sin fin de sucesos llevan a nuestra taza roja favorita a...
Bueno, algunas personas dicen que la tercera es la vencida, y tengo que estar de acuerdo con ellas, en este caso porque el tercer problema es el que estuvo a nada de volverme un loco y por ende es el peor de todos, comienza al final del segundo.
Luego de acabar con tu juicio en el paraíso, en el que nisiquiera te dejaron tener un abogado, o que te dejaran explicar las cosas con calma; seguía el castigo al cual se te sentenciaría.
Tu castigo...tu castigo...nuestro castigo... - Al encapuchado le parecía costar un montón seguir hablando, inclúso llegó un momento en el que volvió a respirar de forma desesperada - ¡No, no, no más ataques de ansiedad!
¡Mis pastillas! ¡¿Dónde están mis pastillas?! - Gritó nervioso el encapuchado a la vez que empezaba a buscar entre sus bolsillos de forma desesperada.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Luego de unos minutos en los que aparecía el cartel en la pantalla, el encapuchado, ahora con la ropa limpia y un poco más tranquilo, volvió a tomar asiento en la silla para luego soltar un suspiro pesado.
Bueno, el castigo que nos dieron obviamente no fue la muerte, ya que eso rompería el tratado que traía paz entre el cielo y el infierno, pero al parecer Dios ya tenía preparado algo para nosotros, mandarnos a un lugar en especial en el que quedaríamos atrapados para toda la eternidad, un lugar que se quedó gravado en mi memória con fuego y es de por lejos, el peor lugar que puede llegar a existir.
Sip, nosotros lo llamamos "El Abismo", ya que al parecer "El Vacío" estaba ocupado - Bromeó el encapuchado para tratar de aligerar el ambiente.
Bueno, este lugar en concreto es la perfecta representación de que cualquier persona cuerda puede volverse loca ¿no?, lo digo porque - El encapuchado tomaba una gran bocanada de aire - Nisiquiera se puede respirar, parpadear; el tiempo seguía corriendo y con eso llegó el hambre y el sueño, todo el lugar esta conformado por el color negro, y súmale todo eso a las constantes pesadillas, los recuerdos del accidente que supuestamente olvidamos volvieron para atormentarnos y lo mal que nos sentíamos con cada segundo que pasaba, por el hecho de que nisiquiera te diste cuenta cuando llegaste allí, estar en un lugar en el que nadie pueda verte y escucharte... Era como estar muerto.
Y así pasó el tiempo, fue mucho en realidad y juraría que en ningún momento allí adentro me sentí tranquilo, todo el tiempo tenía visiones de la gente llamándonos monstruos, llorando mientras nos culpaban y gritaban para que nos muriesemos.
A día de hoy, por fin pude saber cuanto tiempo pasé allí adentro, excluído de todo lo que existe y déjame decirte algo... - Mencionó mientras se levantaba de la silla y caminaba hasta estar frente de la cámara, aún así no llegaba a verse su rostro - ... Fueron cien mil años de sufrimiento, cien mil años en el que no pudimos respirar, cien mil años en el que no pudimos cerrar los ojos; cien mil años...en el que lloramos a más no poder, gritamos para que paren de hacernos sufrir pero nadie nos escuchaba.
