En el momento en que el cronómetro llegó a cero, del báculo de Cuphead salió una especie de barrera que atrapó a todos los presentes, algúnos se asustaron, mientras otros observaban impresionados el cómo de un momento a otro pasaban de estar en el hotel a estar en lo que parecía una ENORME sala de color blanco, detalles gris y celeste, ésta habitación facilmente podría medir una cuadra.
A los costados de las mismas se hallaban gruesas columnas sujetando el techo hecho de concreto, en el centro se hallaba un imponente trono hecho de oro y en él se encontraba un sujeto de piel blanca, de unos treinta y tantos años, vestido con una tunica blanca que tenía detalles que sobresalían del resto, ojos azules, cabello rubio y de expresión tranquila; éste se encontraba disfrutando de un té cuando lo que parecía ser un angel ingresaba a la habitación por una puerta hecha de madera fina.
Señor, ya reuní a todos los angeles de combate - Avisó el angel Miguel en un tono serio mientras miraba como el señor dejaba la taza en una mesita y se colocaba frente suyo.
Excelente, no perdamos más tiempo y avisa a todos para que empiezen con la busqueda, no quiero que ningún lugar en la tierra sea ignorado, busquenlo por todos lados; y asegurense de tratar de razonar con él, puede que al final podamos ahorrarnos muchas bajas si lo convencemos - Habló en un tono sério mientras volvía a tomar asiento en su trono a la vez que retomaba su taza con té - Oh, y no olvides de mandar a los más fuertes al infierno, de igual forma, no quiero que halla un lugar allí que no sea revisado, ahora vete - Dijo lo último en un tono impaciente.
Si, mi señor - Respondió en un tono obediente el ángel a la vez que se retiraba, no sin antes hacer una pequeña reverencia, algo que en el fondo hizo que el señor se sintiera satisfecho.
En este momento - Habló el Cuphead del futuro en tono sério, captando la atención del resto - Es donde él manda a los angeles a buscarme, y poco tiempo después recibe el reporte de que me encuentro en el infierno, y, bueno... Ya saben el resto. - Habló en un tono seco a la vez que miraba a través de la barrera como el angel Miguel salía a un paso tranquilo, Cuphead del futuro solo soltó una pequeña risa, recibiendo miradas de confusión por parte del resto - Que bueno que no es mi futuro.
Tan rápido como el angel salió por la puerta, la mísma fue atravesada de un momento a otro por el mismo angel, quién cayó inconsciente dentro de la habitación con un enorme moretón en la mejilla izquierda. Dios, sorprendido por eso, se levantó tan rápido de su trono para verificar por el bienestar de Miguel; pero nisiquiera dió dos pasos al momento de escuchar un grito de guerra que lo dejó realmente sorprendido.
¡¡¡TRÁIGANME A THANOOOOOOS!!! - Gritó la silueta dentro del polvo que provocó la puerta al momento de ser destruida, el grito se llegó a escuchar en toda la habitación; y Dios más que nadie conocía esa voz, por un momento se quedó en blanco al ver quién se encontraba frente, era nadie más que la unica persona por la cual mandaría un montón de angeles para buscarlo.
El Cuphead del presente tenía una sonrisa altanera al ver la reacción que tenía Dios, una sonrisa que duró pocos segundos ya que luego pasó a ser un rostro de seriedad.
Nada mal niño - Alagó el Cuphead del futuro, mientras veía como su versión de ese presente se dirigía a pasos decididos frente al mismísimo Dios; los del Hazbin Hotel, quienes estaban pegados a la barrera para ver, por más que quisieran, no podían hablar, algo que Cuphead rapidamente notó - No se esfuercen, es inútil hablar aquí; así que solo disfruten del espectáculo.
Luego de unos segundos, ambos estában uno frente al otro, uno con un rostro que demostraba lo molesto que se encontraba en ese momento, mientras que el otro parecía tranquilo, aunque en el fondo se sentía arrepentido.
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Hazbin Hotel x Cuphead
FanfictionSi estás aburrido, pues bienvenido. Este libro se sitúa mucho, recalco, MUCHO tiempo después de que los hermanos tazas salvaran a los habitantes de las islas inkwell y derrotaran al diablo. Un sin fin de sucesos llevan a nuestra taza roja favorita a...