El Hazbin Hotel ha sido uno de los lugares que ha presenciado muchas situaciones raras y bizarras, entre ellas un sin fin de revelaciones que pondrían en duda tu mentalidad así como también lo que considerarías real y lo que no.
Pero en este instante se estaba llevando a cabo uno de los momentos más raros y confusos dentro del mismo, especificamente en el lobby, donde un montón de demonios junto con el staff del hotel veían confusos la escena cerca del bar.
¡Mi nombre es Carlos Santana! ¡Soy el psicólogo e inspector de patas de este hotel, un placer angelitos! - Saludó en tono burlón una persona con ojos rubíes, cabello albino y un pequeño sombrero de color blanco con rayas rojas, éste tenía una apariencia humana y vestía con un traje de color negro con detalles rojos junto con un pequeño monóculo que adornaba su ojo izquierdo; éste se encontraba sentado en uno de los tantos asientos que ofrecía la barra del hotel frente a cuatro ángeles, quiénes tenían diferentes miradas puestas en él.
Pero deberíamos retroceder un poco en el tiempo para que esta parte de la historia tenga sentido.
Regresaremos en el momento exacto en el que cierto cabeza de taza salía de su oficina para charlar con su querido hermano, quién lo estaba llamando para hablar con él.
Minutos antes.
Me pregunto que sera lo que quiere ahora - Pensó Cuphead intrigado mientras seguía caminando por los pasillos del hotel, éste ya se encontraba bajando las escaleras pero justo cuando iba a bajar del todo tuvo que detenerse y esconderse al notar algo que lo dejó sin aliento - Carajo, ya están aquí.
Dentro del hotel se encontraban cuatro ángeles, más especificamente en el lobby, donde todo huésped que pasaba se les quedaba viendo con asombro, impresión, y hasta algúnos con esperanza pensando que posiblemente ese era su preciado día de abandonar de una vez por todas el infierno, rapidamente el lobby se llenó de un montón de gente que rodearon a los ángeles, quiénes tenían una expresión tranquila en sus rostros.
Cuphead volvió a esconderse y empezó controlar su respiracion, se suponía que ellos vendrían dentro de media hora, apenas habían pasado quince minutos, pensaba Cuphead, pasaron un par de segundos para cuando éste ya estaba calmado, decidió asomarse un poco para ver mejor y pensar en que debería hacer, éste solo se quedo viendo cómo Alastor se habría paso entre los huéspedes y se acercaba al grupo de ángeles para entamblar una conversación con ellos, aúnque se podía notar una leve pisca de molestia en su mirada, lo que también notó fue que Mugman no estaba allí, y se habría preocupado por el de no ser porque alguién lo jaló desde atrás llamando su atención.
Joder, dime que tú sabías que esto pasaría - Dijo Mugman, quién se le notana nervioso por la repentina visita de los ángeles.
...Si, lamento no habertelo dicho antes - Confeso Cuphead mientras desviaba la mirada y volvía a asomarse para ver a los ángeles.
¿Creés que vinieron por ti? - Preguntó preocupado la taza menor al mismo tiempo en que también se asomaba un poco para ver a los ángeles.
Sabes, no todo el mundo gira en torno a mí - Respondió burlón mientras dejaba de asomarse y pensaba en que debería hacer en ese momento, se quedó así unos segundos hasta que volvió a sentir como una mano sujetaba su hombro, éste abrió los ojos sólo para encontrarse con la mirada enojada de su hermano.
Tengo un plan, pero creo que no te va a gustar - Confesó él sin dejar su ahora tono enojado de lado, éste retiró la mano del hombro para después dar una mirada rápida alrededor de donde estában, teniendo cuidando en que nadie los estuviera observando, para después, dar un chasquido de dedos y ser cubierto por todo el cuerpo por un pequeño brillo de color blanco, haciendo que su hermano entre cerrara los ojos un poco ya captando el plan que su hermano tenía en mente, y si que no le agradaba para nada ese plan.
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Hazbin Hotel x Cuphead
FanfictionSi estás aburrido, pues bienvenido. Este libro se sitúa mucho, recalco, MUCHO tiempo después de que los hermanos tazas salvaran a los habitantes de las islas inkwell y derrotaran al diablo. Un sin fin de sucesos llevan a nuestra taza roja favorita a...