43- Última oportunidad

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Narro yo:

Una masa sanguinolenta y escamosa se asomó entre los escombros. Ya no rugía, sino que emitía un aullido agónico que sacaba desde lo mas profundo de su pecho.

Owen no dio crédito a lo que veía: ___ no sólo seguía viva, sino que se había levantado y hechado a correr hacia el Indominus Rex en una carrera desesperada.

La raptora se lanzó sobre el cuello del animal y le clavó los dientes con furia, y a pesar de que este se sacudió salvajemente para deshacerse de ella, no lo soltó. Algo más fuerte que el salvajismo la impulsaba.

El tiranosaurio se recuperó y se puso de pie, soltando un rugido hacia el indominus.

Entonces, comenzó la verdadera batalla.

Escamas, sangre, garras. Dientes, rugidos, derrumbes. Dos gigantes una pequeña lagartija ágil que danzaba sobre aquellos cuerpos titánicos, buscando estabilidad en el tiranosaurio para lanzar su siguiente golpe contra el híbrido.

Owen observó estático unos segundos, hasta que descubrió, a una distancia prudencial, su rifle.

Observó una vez más la pelea, y encomendándose a todas las entidades existentes, corrió hacia su arma con el corazón en un puño y la supervivencia en su adn.

Pero lo que vio fue mas fuerte que cualquier instinto de supervivencia.

A sólo metros de llegar a su objetivo, se encontró con un derrumbe. Entre los escombos, un bulto.

Blue.

No volvió a dirigir su atención al rifle, giró rotundamente y corrió hacia la raptora que había criado. Tenía una piedra atrapando su pata y no daba señales de vida. Se inclinó, corriendo el riesgo de que despertara y le arrancara la cabeza de cuajo, hacia su pecho y buscó desesperadamente algún latido.

A sus espaldas, el caos se desarrollaba con una naturalidad prehistórica.

Narra _____:

Otra vez, a puro instinto. Salto, estocada, salto, ataque. Mi prioridad era encontrar un terreno firme y alto para poder atacar a su altura.

Salté nuevamente a su yugular, buscando atravesarle la carótida, y sentí el sabor amargo de su sangre de laboratorio.

Era invencible. Ni la tiranosaurio ni yo podíamos hacerle frente.

Intenté comunicarme con mi aliada, pero no lo conseguí. No debía poseer la inteligencia para comprender, no entendía el complicado dialecto raptor.

El que sí lo entendía era el Indominus.

"¿Intentas vencerme con esta inútil? No me insultes. Es vieja, es débil."

La tiranosaurio continuó atacando. Tal vez no era tan inteligente, pero tenía la fuerza de una tormenta y no iba a rendirse. Tal vez porque no comprendía la magnitud de su amenaza. La ignorancia era su gran poder.

Bajé del lomo de ambas, intentando recuperar el aliento. Mi contrincante me dedicó un rugido burlón.

"¿Tu no deberías estar muerta ya?" Me increpó la bestia blanca.

"Resulta que soy mas fuerte de lo que crees" y de lo que yo creo también. No iba a confesarselo al lagarto ese, pero mi rápida conexión con el mas allá me había dejado una vitalidad desconocida.

Pero nada era suficiente.

Narro yo:

____ buscaba un punto débil, Owen un latido. Los ojos de la híbrida destilaban decisión, los del entrenador comenzaban a ser surcados por lágrimas.
El corazón de ella latía con fuerza, acababa de volver de la muerte. El de él intentaba hacer silencio, para buscar la vida en aquella criatura que había criado.

"Tiene que vivir" pensó Owen, acariciando las escamas azules.
"Tengo que matarlo" pensó ____, desgarrando la carne del Indominus.

El tiempo se había detenido entre la vida y la muerte, entre aquella escena conmovedora y la batalla, entre aquellos segundos que corrían y 65 millones de años atrás.

____ cayó del cuerpo de I-Rex, mientras este golpeaba al Tiranosaurio. Ambas estaban en desventaja. Owen podía verlas, seguía con su oído pegado al pecho de Blue. Temía abandonarlo y que su vida se apagase para siempre.

Y de repente, cuando ____ ya sentía que no existía manera de ganarle a aquel reflejo del perficcionamiento genético, cuando Owen creyó que el cuerpo de Blue se enfriaba, el reloj volvió a correr.

Se oyó un rugido estridente. El Indominus los retaba a continuar con la pelea. La T-Rex contestó con otro rugido, su instinto no estaba listo para rendirse. ____ también rugió. Y luego, un leve siseo en el agua, que estaba a espaldas de la bestia blanca.

Y luego, una llovizna, una sombra y un rugido. Y luego, nada.

El Indominus había desaparecido. El Mosasaurio, saltando de su estanque hasta cazar del cuello al dinosaurio con sus fauces, se lo había llevado con él. Ahora sólo quedaban aguas turbias.

Pero Owen no oyó nada de eso. Owen no oía nada.

Sólo oía el silencio que había dejado el corazón de Blue.


Esperen sus capítulos finales en poco tiempo, la cuarentena me inspira

-C

Jurassic World (Dinosaurios&Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora