Jurassic World (Dinosaurios&Tú)

87- El tiempo que nos quede

Narra ___:

Blue apenas se queja mientras Billy usa el bisturí para abrir su gruesa piel, en búsqueda del fragmento de plomo que está por matarla. Siento mi corazón latir con fuerza, aunque no sé decir si es de preocupación o un remanente de la incursión a la jaula del T-rex. Comienzo a sentir el cansancio del peligro, ahora que estoy quieta, acompañando a mi raptora

Owen está a mi lado, más bien, a nuestro lado. Se mantiene serio en un gesto de angustia, su mano sobre la cabeza de Blue, sus ojos en los de ella, amarillos y temblorosos. 

-Recuerdo cuando tenía el tamaño de una gallina- comenta, con un dejo de nostalgia. No la deja de mirar ni por un segundo- le gustaba frotar su cabeza en la mía. Intentaba de todo para testear sus respuestas de ataque, pero ella nunca... jamás me atacó.

Sonrío.

-Yo le enseñé eso.

Ahora Owen si voltea.

-¿En serio?

-Cuando llegaba a alimentarla, primero la hacía correr por la casa. Era tan pequeña... sus patitas por los pasillos parecían las de un cachorro emocionado- ahora Owen ríe con simpatía- bajaba al piso y la saludaba. Las primeras veces me saltó encima y arrancó el cabello con sus patas. Creía que quería hacer una peluca.

Blue se queja y ambos continuamos acariciándola.

-Parece ser que entonces la tuve sencilla...

-No lo creas. Eres el primer humano en formar un lazo con un raptor- creo verlo asentir, pero no presto atención. Me está costando un poco enfocar la vista.

Billy, finalmente, saca las pinzas de la herida abierta, y nos muestra la bala, reluciente de sangre. La deposita en una pequeña bandeja junto con el instrumental. Contenemos la respiración.

-Se va a recuperar.

Sonrío y suelto un suspiro de alivio, y el calor y el pulso y la vida regresan a mi cuerpo al mismo tiempo en forma de un mareo. Me sostengo de la camilla y aprieto los ojos unos momentos. Cuando los abro, Owen me esta observando fijamente, con el gesto contraído.

-¿Esa sangre no es de Blue, verdad?- ¿Qué sangre, de qué está hablando? Un relámpago de dolor llega de golpe y vuelvo la vista hacia donde apunta, mi brazo. Descubro con desconcierto la manga rasgada y teñida de un rojo oscuro que gotea entre mis dedos. 

-___ ¿Qué es eso, qué te pasó?

-Debe... debe haber sido en la jaula del tiranosaurio. No me había dado cuenta hasta ahora, debe haber sido por la adrenalina.

-¿No te diste cuenta de que un tiranosaurio te desgarró el brazo?- juzga Cristina.

-De hecho... creo que me mordió.

-¡Por dios! ¡¿Qué estuvieron haciendo en esa jaula?! ¡se supone que sólo iban a sacarle sangre! 

-Medidas desesperadas para tiempos desesperados...-justifica Billy, limpiándose las manos.

-¡Oh, tu no hables que volviste con ese gigantesco golpe en la cabeza! ¡Es lo más improbable que podría pasar en una jaula con un carnívoro!- Cristina voltea hacia mí- Y tú, cambia ese gesto de dura. Nadie te cree que no estás por desmayarte.

-No me voy a desmayar- me defiendo.

-Podría apostar en tu contra, eso está sangrando bastante- juzga Billy, que ahora que finalmente operó a un dinosaurio parece lucir su ojo experto.

-Estoy bien, sólo...- la visión se me pone borrosa, y creo ser testigo de la peor de las pesadillas de Alan Grant: veo dos Billys. Odiaría que esos mellizos ganen la apuesta a mi costa por lo que intento mantenerme de pie sosteniéndome mejor de la mesa. Estoy empezando a perder la fuerza cuando siento dos brazos tomarme de los lados y mantenerme firme. Entre la niebla, la voz de Owen.