Jurassic World (Dinosaurios&Tú)

78- La mansión de Lockwood

Narra ___:

La zona en la que se adentra el coche es boscosa y solitaria, me recuerda instantáneamente a el lugar donde Owen construyó (y sigue construyendo) su casa. Me siento culpable, hace varios días ya que no nos juntamos. Hoy en la mañana recibí un mensaje suyo diciéndome que quería verme. Sonrío, moviendo la pierna inquietamente, ya sin dolor. Yo también quiero verlo.

El traqueteo del motor y el paisaje consiguen relajarme, cosa que no me está resultando sencilla. Desde que volví a ser yo, tengo nuevamente esta sensación en la nuca, cuando me adentro en el peligro. Mi querido instinto.

"-El coche que te llevará a la mansión de Lockwood te pasará a buscar a las cuatro- dijo Andrea, por teléfono- te recomendaría que, para variar, le cuentes a Alan lo que tienes pensando hacer.

-Es casi una buena idea- le respondo, alejándome del sitio de la excavación para hablar tranquila- pero le tendría que dar bastantes explicaciones.

-¿Y no vas a hacerlo?

Miro a mi alrededor antes de contestar. Mi padre, con arena hasta el cuello, inspecciona algo que parece un fémur de carnívoro, ajeno a todo el caos que fueron mis últimas semanas. Para todos, mi ausencia se debía a un viaje que había hecho con mi querida prima, para distenderme y disfrutar un poco juntas luego de estos años. Claro que ni siquiera los dinosaurios muertos de la excavación me hubieran creído una excusa así a mí, la señorita buscadora profesional de problemas, pero ¿Quién desconfiaría de la responsable y adulta madre-agente-especial? 

-No por ahora- repuse, volviendo a la conversación.

-___....

-No sé todavía si el experimento funcionó completamente- argumenté- no tuve la oportunidad de transformarme al cien porciento. Además, no tengo ganas ni tiempo de reproches. Cuando esté en la isla, si necesito usar alguno de mis recursos, los usaré. Y si no, tendré más margen para planificar cómo contarles correctamente todo lo que pasó, y que no me malinterpreten ni me traten de desquiciada.

-Querida, ni en sesenta y cinco millones de años podrías formular una explicación donde lo que hiciste no suene a una maldita locura- replicó ella, tenaz- pero está bien, haz lo que te parezca. Tampoco yo estoy ansiosa por la catarata de críticas que recibiré de Billy pero, por experiencia propia, te advierto que aplazar contar los secretos nunca sale bien.

-Lo tendré en cuenta, gracias- corté. Tampoco es que me sintiera bien mintiendo, caminando todavía sobre este bastón que ya no necesitaba. Qué fantasía despertar cada mañana y ponerme de pie por mi cuenta, recordé con una sonrisa. Pero irme a dormir aún me costaba. Me costaría siempre, hasta que tuviera a Rex devuelta conmigo."

La mansión de Lockwood aparece sin timidez al atravesar una curva en el camino. No recordaba mucho de este tramo, sinceramente, pero sí tenía la sensación de que su casa era enorme y majestuosa. Al ver por la ventana, noto que todas mis ensoñaciones se quedaron cortas: Lockwood vive en un castillo, en un maldito castillo sacado de un cuento. Unos cinco o seis pisos, cien metros de fachada. Paredes altísimas de piedra, infinidad de ventanales que dan a la arboleda. Dos torres en los extremos de la construcción, una escalinata gigantesca que conduce a la puerta de entrada. Me pregunto cuántos fósiles tendría que arrancar de la corteza terrestre para poder comprarme uno de esos. La casa en la que crecí parece un rancho al lado de este palacio.

El coche se detiene y desciendo, sin dejar de mirar como la mansión se alza ante mí, imponente, a medida que me acerco. Al llegar a las escaleras reparo en que tengo el bastón en mis manos, ah sí, debería fingir que subo esto con dificultad, aunque ¿Quién me está mirando? No, no debo correr riesgos. Andrea ya me lo recordó antes de salir.