V. Tentaciones

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Bibiana pov:

Posteriormente del agobiante golpe, alcanzo a agarrar su brazo y ver fijamente a sus ojos para que pueda divisar el tedio que le tengo, a los segundos mi mirada sin querer se baja observando su aspecto, debo admitir lo sorprendida que estoy, el silencio se apodera de mí, no tengo palabras... Básicamente ella está vestida para la sesión que sigue del casamiento "la noche de bodas" se ve aterradoramente sensual, sin contar que no retiró su maquillaje haciendo una combinación mortal... Tiene unos hermosos labios rojos... Cuando le jalo hacia mí, noto abrírsele una especie de velo, dejando caer parte de su cabello en mitad de sus senos detalladamente acomodados en su sostén color negro, miro parte de su torso desnudo y continuo hasta su pelvis, que cubre con un panty oscuro ligeramente pequeño. Su cuerpo es simplemente perfecto, sus caderas se mezclaban con el objetivo mismo del atuendo sensitivamente copioso, sus piernas se ven bastante tonificadas... Todo sucede en cuestión de nada, ella me levanta de la cama de un jalón y me empuja hacia la puerta sacándome por completo de la habitación.

Desorientada y pasmada me doy vuelta y busco un cuarto donde acomodarme, no pasa mucho tiempo y encuentro uno bastante pintoresco, casi del mismo tamaño que el de Daniela. Sin darle más vueltas al asunto ingreso y me tumbo en la cama quedando profunda.

******

Al siguiente día todo me da vueltas, bebí mucho la noche anterior y por momentos recuerdo únicamente la parte en que la vi casi desnuda... ¡Será mejor olvidar todo eso!, sacudo mi cabeza y miro directo al techo. Tengo mucha hambre... Simplemente decido levantarme de la cama, acomodo mi pelo, me baño los dientes y me dirijo al comedor.

Una vez allí dedico mi tiempo para observar mi nuevo hogar, no puedo quejarme, esta casa es realmente hermosa, el comedor es gigantesco rodeado con cuadros en todas las paredes, las ventanas van desde el piso hasta el techo dejando que entre una gran cantidad de luz, me acerco un poco más al ventanal, pero soy interrumpida por una mujer joven, que se aproxima a mí...

—¿Tú quién eres? —interrogo, mirándola de pies a cabeza.

—Su nueva ama de llaves, señora. Me llamo Verónica y estoy para servirle —responde algo sonrojada, mientras se lleva un mechón de cabello atrás de su oreja.

—¿Sabes si Daniela ya bajó a desayunar? —Ignorando su acto, pregunto interesada en no encontrarme con dicho tormento. 

—Acabé de indicarle que ya estaba listo. —Le doy una última mirada y me dirijo a desayunar.

Ya en la mesa tomo mi jugo de naranja y para mi desgracia Daniela asoma su rostro a la entrada del recinto, inmediatamente hago de cuenta que no me acompañaba nadie, solo esquivábamos miradas y me concentro en mi comida, al cabo de minutos termino mi fruta, me levanto de la mesa y tomo rumbo hasta que interrumpe mi paso, diciendo que yo no puedo tomar decisiones porque solo conozco de pintura, pinceles y caballetes, entonces que le firmara un papel diciendo básicamente que soy una retrasada mental y obsoleta en regir disposiciones administrativas ¡qué tal tan conveniente! Me retiro enojada como suele pasar cada que hablo con esa imbécil.

Al llegar a mi habitación decido por fin despojarme de la mugre, me desnudo y miro hacia la ventana tomando varios respiros. No puedo creer que se atreviese a denigrarme de esa forma, confieso que no sé mucho de administrar bienes o dinero, siempre he estado alejada de lo material, enamorada de lo único que me apasiona en la vida y es contemplar cada silueta humana, cada paisaje , cada ser vivo, cada actividad de la naturaleza, ilustrando vida y pasión, no obstante, no quiero alejarme en la gerencia de los recursos y dejarle todo el manejo a ella, bien o mal cada determinación afectará directa o indirectamente mi existencia.

Bidan: un matrimonio a la fuerzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora