XI. Rebelando aptitudes

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Bibiana Pov:

Por poco debuto en la alfombra blanca que se dirige al cielo, tal parece debo seguir cumpliendo misiones en la vida terrenal y sobrevivir a lo que me espera... Plasmada duramente en la arena como ofrenda de mi esposa a la vida, disfruto del aire y me libero de las aguas turbias del mar... ¿O nuevamente estoy exagerando? No sé como se me ocurrió nadar, la deficiencia motriz de mi cuerpo solo permite que flote, debo admitir la capacidad audaz que posee mi queridita al nadar y su ausencia natural de cortesía, rasgo notorio en su personalidad.

Después de un exquisito almuerzo, proponen que participemos en la toma yagé también conocido como Ayahuasca, a lo que se rehúsa Daniela, tal vez preocupada de que la catarsis involuntariamente le elimine al belcebú interior y se pueda mostrar frágil a los demás. Por su parte me obliga igualmente a no integrarme y mostrar actitud sumisa en frente de todos.

Llegamos en minutos a la suite y cada una se va por su lado sin mencionar palabra, alistándonos para dormir, exhaustas de todas las actividades del día, caemos profundas en sueño, procurando no olvidar la frontera invisible que cavábamos en nuestro lecho, ninguna dispuesta a permanecer la noche en el sofá.

******

La suite ya iluminada completamente me sacude los ojos para despertar, ahora soy yo quien yace sola en la cama, decido tomar un baño corto para vestir algo cómodo y caminar en la arena de la playa más cercana. De camino veo desde lejos en el comedor a Daniela compartiendo desayuno con dos personas que no reconozco, seguramente algo de negocios o inversiones, temas irrelevantes, prosigo mi camino y al doblar la esquina tropiezo con Jack.

—¡Muy Buenos Días, Preciosa! De lo que te perdiste anoche, fue brutalmente maravilloso —menciona con una sonrisa de oreja a oreja.

—¿Cómo estás? Lo sé, ya he vivido anteriormente esa experiencia, conozco lo liberador que puede ser. —Resignada hago un puchero al saber que me perdí de la diversión. 

—Bueno, quizás en otra vida puedas animar a Danielita y participen. —"Ojalá y por Dios santísimo no me la vuelva a encontrar en la próxima existencia". Dirijo mi mirada haca ella y me quedo observándola unos segundos embobada.

—¿Qué estás pensando, ah? ¿Tuvieron otro tipo de diversión anoche? —me pregunta sospechosamente y con complicidad después que ve mi rostro invadido de deseo con los ojos puestos en Daniela. Los recuerdos de aquel encuentro inevitablemente regresaron a mi cabeza, ¿cómo no hacerlo? Si a pesar de su horrible personalidad es una mujer hermosa.

—Nada. No me hagas caso, te dejo, voy a caminar un poco. —Doy vuelta y continuo mi camino.

yo misma me reprendo por pensar de esa forma en ella...

Disfruto toda la mañana de mi soledad a pocos centímetros del mar. Siendo cerca de la 1:00 PM, se acerca con sigilo alguien detrás, ignoro la presencia y sigo en lo mío, creando un boceto sobre el ambiente, el escenario que vivo en este momento y con algunos personajes en él, a punta de un lápiz y una hoja de impresora robada de la recepción.

—¡Hola! Estaba cerrando un negocio con nuevos inversionistas —menciona Daniela inclinándose hacia mí para ver lo que dibujo. En cuestión de nada doy vuelta a la hoja en que dibujaba con cara de sorpresa. 

¡Ella no puede verlo! Pues las protagonistas en mi dibujo son dos mujeres en traje de baño besándose frente a la orilla del mar, dos mujeres muy parecidas a nosotras...

—Excelente, ¿quieres decir qué ya nos podemos ir? —respondo con mesura, esperando que no haya notado los detalles de mi dibujo.

—Sí, ya se nos termina el teatro, ¡Vámonos! —Me mira con intriga queriendo ver lo que oculto de sus ojos, pero sin éxito alguno.

Bidan: un matrimonio a la fuerzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora