Bibiana pov:
El encierro ha hecho conmigo una persona dependiente a Daniela, los deseos de tenerla a mi lado me dominan, el hecho de querer poseer su cuerpo y aprisionarlo con el mío constantemente como ritual de apareamiento, sentir sus palpitaciones cuando estamos cerca y servir como catadora de sus más finos jugos sexuales en mi boca se convierte en una necesidad. Fueron pocos días de secuestro comparado con algunos otros que se escuchan en noticias, pero suficientes para lastimar un poco mi mente, lo único que no quiero hacer por estos días es estar encerrada y sola, claramente quedé con ganas de estar rodeada de multitud, ocupada en labores, además en la empresa iba a tenerla cerca mientras calmaba poco a poco la sed de verla y tenerla como si fuera una adicción a su epidermis.
El secuestro también me hizo pensar en mi familia y la relación que he tenido con ellos a lo largo de mi vida... Con mi madre la convivencia no ha sido muy buena como se llegaría a pensar, obviamente nunca compartió el tema de la homosexualidad, pero el dinero no podía quedar a la deriva y a regañadientes debió aceptar el matrimonio. El distanciamiento ha sido una barrera desde que confesé abiertamente sobre mis gustos, el concepto que tiene es de desencaje como si una costura se rompiera y la única solución sea volver a tomar la aguja y remendar; en muchas ocasiones indirectamente me presentaba con hombres prestigiosos de buen apellido y fortuna, intentando remendar mi condición con hilo masculino, los candidatos siempre se mostraban encantados por conocerme y enamorarme, no puedo mentir si dijera que no sentía empatía, aunque no la suficiente comparado con la compañía de otra mujer, tampoco es sensato decir que disfruto más de un género que el otro, sin importar los sexos todo se basa en la química y su reacción.
Desde que en mi uso de razón predominaban mis acciones y decisiones. Las personas en mi vida fueron muchas, vivía de compañías más no de amor pleno, en conclusión, nunca he tomado tan seriamente el compromiso como hasta ahora.
Mi padre por otro lado siempre fue comprensivo o por lo menos nunca escuché alguna queja por mi variedad de opciones afectuosas, solo deseaba que fuera una buena persona ante la sociedad y si de poder ayudar se trataba, me apoyaba cien por ciento, a escondidas escuchaba charlas entre ellos, mi mamá queriendo convencerlo por mis acciones porque se suponía que para ella eran aberrantes y podría dar mala imagen ante la sociedad manchando su buen nombre, mi padre siempre cuestionó su pensamiento, siempre le repetía una y otra vez "cavernícola, viajera en el tiempo de la edad de piedra ¡deja ya de agobiarla!" Desde allí y después de tanto escucharlos decidí tomar distancia, no tengo claro si hice mal o bien, pero el apoyo del ser que te dio la vida es más importante que el de cualquiera, mucho más cuando difícilmente costaba contarle mis anécdotas y tener que cohibirme por moralidad disfrazada "del que dirán".
Sin un hermano por el cual sentirme apoyada, adicional a ello la muerte de mi padre y el único apoyo sincero familiar que me quedaba, la vida me hacía más fuerte, al contrario de muchos mi independencia era mi amiga y el vacío mi confidente, refugiándome en mis pinceles y en muchos amigos gran cantidad falsos y convenientes, entendí que los amigos se cuentan con una sola mano con la misma con la que le abres tu corazón y final se cierra en forma de puño al reconocer sus falsas caretas. Solo me quedan mis suegros y por supuesto una enemiga a muerte desde la infancia, la cual se lleva el más bonito de los títulos "el gran amor de mi vida"... Todo lo vivido me hace pensar que quizás sea el momento de darle una nueva oportunidad a mamá y enmendar nuestra relación...
Por otro lado está este sujeto Christobal, él cual se convierte a menudo en la astilla del dedo, sé que él puede notar mi molestia reflejada en mi antipatía, por alguna razón que ni yo entiendo el recelo que me nace al verlo es instantáneo. Después de todo sospecho hasta de mi sombra.
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—Por poco nos ven —me advierte en voz baja—. ¡Estás loca! —me reprocha Daniela después de que llegué de sorpresa a su oficina, obligándola a padecer placer ocasional y arriesgado en su escritorio.
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Bidan: un matrimonio a la fuerza
RomanceDos mujeres destinadas a estar juntas, obligadas a contraer matrimonio por sus familias para mantener su patrimonio. Bibiana, un alma libre y descomplicada, Daniela, una mujer estricta y rigurosa, ambas se odian por ser totalmente opuestas, pero...