VII. Miradas Sinceras

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Bibiana pov:

A la mañana siguiente despierto cerca de las 8:00 am, la hora en que debería haber llegado a la oficina, es mi primer día y debo entender el manejo de la empresa, se supone que mi tutor y de quien debo recibir instrucciones es mi "esposita"... Con certeza se va a portar como toda una cretina, creyendo que domina el mundo, pero estoy enfocada en demostrarle que no soy tonta y puedo llegar a ser bastante competente. 

Tomo un baño rápido, decido no matarme la cabeza pensado que usar, así que solo elijo un jean negro ajustado con una camisa a juego dejando a la vista parte de mi abdomen, uso un maquillaje suave y utilizo unas botas altas hasta mis rodillas. Siendo las 8:45 am bajo a desayunar y Verónica me recibe con un jugo de naranja, es mi deber indagar que le dijo Daniela, solo espero que no se haya excedido.

—Verónica, te ofrezco disculpas por lo que ocurrió anoche, existen personas como Daniela que no comprenden los movimientos que se pueden crear en el momento y puede confundirse fácilmente —me excuso esperando que no generara graves consecuencias. 

—Señora, no se preocupe —responde alegre, al parecer no pasó a mayores.

—¿Qué te dijo Daniela? ¿Te llamó la atención y amenazó con despedirte? —pregunto incrédula ante la actitud de mi esposa. 

—Solo me indicó que estaba sobrepasando los límites de mi trabajo y sí, probablemente tiene mucha razón —confiesa avergonzada, pasa un mechón de cabello detrás de su oreja y continua—. Sin embargo, me gustaría seguir sirviéndole de inspiración... Si está de acuerdo y si se da la oportunidad.

—Pero por supuesto, Verónica, buscaré la manera de acomodar mis horarios en la oficina con mis pinturas —menciono con una sonrisa agradable y continuo bebiendo mi juego.

Siento que no comprendo la actitud de Verónica, cómo es posible que quiera seguir con la idea de colaborarme como modelo después de ver en su rostro tanto miedo y vergüenza, mucho menos la actitud de Daniela, supongo que no la conozco ni un 40%, pero estoy segura que lo más predecible era que la despidiera como un perro. Además, siento que Verónica corresponde a algún tipo de coqueteo, delineado con una actitud sombría y disfrazada... Algo anda mal.

Termino mi desayuno y ya son las 9:10 am, voy extremadamente tarde, cruzo cerca de uno de los empleados y decido hacerle algunas preguntas.

—¿Has visto a José? ¿Sabes si ya regresó? 

—No, señora Bibiana, no lo he visto.

Bueno no puedo esperar más, imagino que ya trajeron la mayoría de mis cosas, me dirijo al garaje y desempolvo lo que en algunos tiempos solía disfrutar, mi fiel y hermosa compañera, mi moto, como adoro correr en ella, figuro manejar hacia el trabajo.

******

A las 9:40 am llego a la oficina, un motivo más para tener a Daniela punzándome sobre mi falta de compromiso.

Saludo a todos muy amablemente y con desconcierto los noto algo sorpresivos, tal vez están acostumbrados a que ni se les determine, tal como la relación entre superior y súbdito. No conozco a absolutamente a nadie porque nunca tuve la necesidad de acercarme a las instalaciones, incluso mis cheques eran consignados a mi cuenta bancaria. Voy de camino al último piso donde han ubicado mi oficina, cuando se abre el ascensor veo a la espera a un hombre un poco ofuscado, alzando repetitivamente la punta de los zapatos en señal de impaciencia, parece ser un ejecutivo, igual lo paso por alto, pero decido preguntarle a una de las secretarias sobre quién es, es evidente que salía de la oficina de mi "querida, adorada y tierna esposa" Parece que no han terminado en muy buenos términos.

Bidan: un matrimonio a la fuerzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora