XLVIII. Súplica

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3 meses atrás.

Daniela pov:

Hace una semana que Bibiana dejó la mansión, no tengo pista de ella, de seguro está en alguna playa o visitando algún monumento al lado de Verónica... Tampoco es como si me interesase, su traición aún me duele en lo más profundo de mi ser, además de eso, como si el dolor no fuese suficiente, se llevó a mi pequeño, en estos momentos estoy más sola que nunca, no tengo a José, mi fiel consejero, no tengo a Damián, mi mayor compañía, no tengo el apoyo de mis padres, que en cuestión de días se enteraron de lo sucedió y solo me recriminan por mi engaño, no han querido escuchar mi versión, es lógico, para ellos "Bibianita" es una santa paloma, y no tengo Andrés, mi único amigo, el cual me ha llamado a la mansión un millón de veces, pero mi cobardía no me permite contestar, estoy segura que ya debe saber lo que pasó con Angélica, pues gracias al escándalo que hizo Bibiana, más de media empresa se enteró de lo sucedido, y los chismes no se hicieron esperar.

Estoy en más de una revista de farándula, resaltando en ellas enunciados de portada como: "Daniela, la heredera de una gran fortuna, le falla a su esposa"; "conozca al nuevo amor de Daniela Alzaga"; "¿una sensual cirujana es ahora la nueva presa de la CEO Alzaga?"; "Alzaga y Miramontes, ¿el fin de un imperio?". En fin, todas ellas son un sinfín de patrañas, ninguno sabe realmente los porqué, estoy harta de esta sociedad hipócrita que me rodea, por eso mismo ya no quiero ver a nadie, actualmente trabajo virtualmente con Stefanny, no deseo regresar por ahora a la empresa, o al primer comentario o mirada sospechosa, terminaría despidiendo a más de uno, no es de mi agrado ser el centro de atención... Prefiero vivir una vida encerrada, que afrontar a los lobos que buscan acabar conmigo y alimentarse con las sobras que queden de mi orgullo.

En cuanto a Angélica... Bueno, después de aquella paliza me ofrecí llevarla al hospital, pero se negó rotundamente, dijo que nadie tocaría su nariz a excepción de su amigo y compañero de trabajo Dereck Jhons, así que dijo que viajaría de inmediato, también me contó por encima, que Arturo le quitó todo el apoyo gracias a que Bibiana le contó todo, pero que tarde o temprano él terminaría por ceder y todo regresaría a la normalidad, dijo que volvería por mí una vez arreglara su situación en la clínica donde tenía un patrocinio, o algo así, no le presté mucha atención.

Sinceramente no me siento con la estabilidad emocional para iniciar una relación, como ella me lo pidió... No confío en sus intenciones, sé que con el paso del tiempo también me fallará, y no es como si quisiera, la verdad es que actualmente no tengo cabeza para estar con una nueva persona sin haber olvidado por completo a mi esposa, a pesar de que yo también le fui infiel, siento un mar de sentimientos por ella, aunque me dé rabia aceptarlo.

—Seño... —Esperanza se acerca a mí, pero se detiene al hablar.

—¿Qué sucede? ¿Por qué no hablas? —respondo severamente, pues desde que mi vida se arruinó no tengo tacto con nadie.

—Lo siento, es que no sé cómo decirle ahora, señora Daniela, digo ¡señorita Daniela! ¡Digo! Yo, yo... —titubea afanada, con miedo en sus ojos.

—¡Llámame como se te dé la maldita gana! ¡Señora, señorita! ¡¿Qué importancia tiene eso?! ¡Dime de una vez que quieres! —grito iracunda, me pongo de pie y me tomo el vaso de whisky que tenía a mi lado de un solo sorbo.

—La busca el señor Arturo —dice nerviosa con voz quebrada y mirando directo al piso.

Paso a su lado casi empujándola y desciendo las escaleras, a los lejos observo como Arturo admira una pequeña estatuilla que se encuentra en una de las mesas.

—Creo que fui muy clara al decirte que te entendieras con mis abogados —menciono antipáticamente, sin siquiera saludarlo.

Me cruzo de brazos y me detengo frente a él, me voltea a mirar y parece sorprendido por mi trato.

Bidan: un matrimonio a la fuerzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora