XII. Pequeños frutos

18.4K 1.1K 223
                                    

Daniela pov:

Ha pasado casi una semana desde el incidente de los camarones, Bibiana ha estado incapacitada y ya se encuentra mucho mejor... Aún no dejo de pensar en aquel beso fugaz que nos dimos, me preocupé tanto por ella, no entiendo qué está pasando en mi cabeza o más bien en mi corazón.

Cierro mis ojos y una vez más paso mis dedos por mis labios recordando aquel momento... Hasta que alguien me interrumpe llamando a mi puerta y me regresa a la realidad.

—Señora Daniela, le traigo la correspondencia —menciona uno de los empleados.

—Déjala por debajo de la puerta, gracias.

Me levanto de mi cama a regañadientes y reviso el correo, entre esos hay un sobre que llama mi atención, es de color rojo y proviene del grupo empresarial Markore.

Vaya... Una fiesta de disfraces, era de esperarse por esta época del año, Markore además de sobresalir en la industria de la moda, también es bien conocido por sus extravagantes fiestas privadas... Ni modo, no queda opción, tendremos que asistir, siempre seleccionan a sus invitados minuciosamente.

Me dirijo hacia la habitación de Bibiana para entregarle la invitación y luego regreso a la mía, la fiesta será en dos días, ¿de qué diablos me voy a disfrazar ahora? Tendré que ir luego del trabajo a buscar alguno.

En el trabajo todo va excelente, las empresas están teniendo su mejor momento y los negocios van viento en popa. Me siento bastante satisfecha, pero hay algo que aún ronda mi cabeza, José está trabajando junto con el inspector Martínez y aún no han conseguido pista alguna sobre los incidentes pasados, me pregunto quién estará detrás de todo esto.

—Stefanny, hoy saldré temprano, tengo algunas cosas que hacer, así que cancela cualquier asunto pendiente para esta tarde, también necesito que me agendes una cita con mi estilista para mañana en la mañana.

—Sí, señora Daniela, con gusto. —Toma el teléfono y comienza a trabajar en mis peticiones.

Me lleva toda la tarde poder dar con un disfraz, pero por fin lo conseguí, estoy exhausta, una vez en la mansión pido a verónica que prepare la cena y le pregunto por Bibiana.

—Ella salió de compras, dijo que necesitaba un disfraz para mañana —contesta indiferente y de mala gana, mientras limpia una mesa.

—Ya veo, ¿hace cuánto salió? —cuestiono ignorando su actitud.

—Hace tres horas, señora, no debe demorar. ¿Para qué la necesita? —me pregunta con cautela volteando a verme.

—Es algo personal... Dime, Verónica, ¿ya han hablado algo sobre el retrato? —Me recuesto contra la pared y miro mis uñas fingiendo desinterés.

—Sí, señora, me dijo que una vez estuviera del todo bien iniciaríamos con el proyecto —comenta con una gran sonrisa y malicia en su mirada.

—Ya no estoy segura de seguir con esto —digo en un susurro solo para mí.

—Disculpe, señora, ¿dijo usted algo?

—No, olvídalo, retírate y ten lista la cena, me daré un baño y bajaré enseguida.

—Sí, señora —responde con una sonrisa forzada, abriéndose paso hacia la cocina.

Una vez en el comedor me sorprendo al ver a Bibiana sentada lista para comer.

—¿Hace cuánto llegaste? —la interrogo tomando asiento en mi lugar respectivo.

—No hace mucho. Unos diez minutos, estoy famélica, espero no te moleste que te acompañe a cenar. —Sonríe amablemente esperando la cena.

Bidan: un matrimonio a la fuerzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora