CAPÍTULO 10: Padrino.
Allen
Cuando abrí los ojos, solté un suspiro repleto de cansancio. Había dormido, pero mi cuerpo no se había enterado. Parecía un niño, durmiéndose con la ropa puesta.
Fue extraño despertarse solo, pero más lo fue darme cuenta de que ni siquiera sabía en donde había dormido Leah.
"Eso sonaría muy mal si ella fuera adolescente".
"No quiero que sea adolescente, falta mucho para que tenga uno en casa, por ahora me dan alergia..."
Negué suavemente, la adolescencia traía problemas que no quería.
Solté un suspiro y caminé hacia el baño, despojándome de mi ropa y duchándome. Cuando salí, decidí que ponerme mi pijama y estar así lo que restaba de la mañana era una magnifica idea.
"Como si dentro de unas horas no tendrías que ir a trabajar..."
Cuando estuve listo, fui al piso de abajo, con pasos lentos. Sabía que había gente, era más que obvio. Sus voces se escucharon desde que puse un pie en las escaleras.
- Si, siéntanse como en su casa.
Mis hermanos me miraron con una sonrisa mientras asentían y seguían comiendo tostadas. Al menos yo no tendría que preparar el desayuno.
- ¿Y mi ahijada?
- ¿Eh?
- ¿Dónde están mis niños?
- No son tus niños - murmuré malhumorado, Lean sonrío y me despeino el cabello como si de Alec se tratara, y no de un hombre que tenía su misma edad.
- Pero son mis ahijados.
- Leah no es tu ahijada, solo Alec...
- ¿Por qué eres así de cruel, Allen? Leah dijo que quería un hermoso padrino de ojos lindos.
- Mi hija no dijo eso - exclamé indignado -. ¿En cual está? - pregunté mirando a Aarón, haciendo alusión a las habitaciones.
Mi hermano, con la boca llena, me miró con los ojos entrecerrados mientras balbuceaba cosas inentendibles.
- Aarón, a veces dudo mucho que tu seas el más grande. Siento que Axel vino primero y se robó todas tus neuronas.
Mientras mis hermanos se reían, Aarón termino de tragar y me apuntó con un dedo.
- ¿Dónde demonios esta la habitación de mi sobrina?
Sonreí, rascando nervioso mi nuca.
- Bueno... no tiene.
- ¡¿No tiene?!
- No se que te extrañas, Aarón, llegó hace dos días - murmuró Axel, mordiendo un emparedado.
"Ellos solo saben comer..."
- ¡Llegó hace cuatro años! - chilló Lean mientras yo salía del lugar.
Suspiré mientras subía las escaleras. Organizar una habitación para mi hija era de suma importancia. No se trataba solo de un lugar para dormir, porque amaba tenerla conmigo. Era darle un lugar para ella, uno en el que tenga sus cosas y su desorden. Era hacerla entender, quizás sin decírselo, que esa también era su casa. Que ese era su hogar, y que también tenía su espacio. Así como lo tenía yo, y así como lo tenía Alec.
- ¿Papi?
Suspiré, apoyándome en el marco de la puerta. Leah estaba en una de las habitaciones de invitados, solo tenía una cama, una mesita al lado y un armario. Ella estaba acostada, con todas las frazadas en el suelo y enrollada en una sabana. Su carita, ladeada y adormilada, me miraba fijamente.
ESTÁS LEYENDO
Un Padre, Cinco Hijos
AléatoireAllen Anderson es un reconocido y prestigioso empresario, acostumbrado a tener una doble vida en donde en una cuida de su hijo y en la otra a su hija. Pero un acontecimiento provoca que Allen deba abandonar ese estilo de vida, cuidando de sus dos p...