Capítulo 14: Visitas a media noche, parte 2.
Allen
No recordaba la última vez que me había sentido así, tan abrumado. Tenía todo el estómago revuelto, la garganta apretada y sentía todo mi cuerpo débil. Sin embargo había algo peor, estaba esa sensación de tener el pecho apretado y el corazón doliendo de una manera que no me gustaba tener que soportar.
Respiré hondo y bebí mucha agua, más de la que creía natural. Releí esa carta muchas más veces, intentando comprender lo que ya había comprendido.
Un carraspeo me hizo volver un minuto a mi realidad. Aquellos ojos avellana me miraron fijamente, fingiendo una valentía que yo sabía que el niño no tenía.
-¿La leyó?
Asentí firmemente, desordenando mi cabello y suspirando levemente. Cerré los ojos por unos minutos y cuando los volví a abrir el chico seguía ahí.
-No se que quieres que diga-murmuré honestamente.
Estaba siendo algo bruto con el niño, pero mi cuerpo no reaccionaba, por lo tanto mi cerebro tampoco lo iba a hacer.
-¿Qué va a hacer?
Lo miré de reojo y bufé.
-No lo sé.
La mirada alarmada del niño me atravesó por completo, y antes de que pudiera hablar el lo hizo.
-Ellos no tienen donde ir, por favor...-susurró con tristeza notable en su vos.
-No me refería a eso- murmuré-. Si me voy a hacer cargo de esto, solo que... yo no se como hablarles.
El suspiró y volvió a juguetear con sus manos. Respiré hondo y negué suavemente. Estaba intentando buscar un consejo en quien no debía, me olvidaba que aquel también era un niño. Y en vez de tranquilizarlo, aunque sea un poco, ponía un peso inadecuado sobre sus hombros.
-¿Tu eres Christopher, cierto?
El asintió rápidamente, poniendo su espalda recta y mirándome fijamente.
Dios, parece un soldado.
Sonreí suavemente, intentando trasmitir una confianza inexistente.
-Escuche...
-Puedes tutearme-lo corté con un susurro. El me miró fijamente y asintió despacio.
-Son niños que no están esperando nada, se van a conformar con cualquier cosa que les digas. Solo no seas descuidado con ellos.
Bueno, no estoy tan lejos de ser una bestia para este niño.
-No lo seré.
Christopher me miró un poco más, parecía estar analizándome, aún así, asintió.
Suspiré suavemente. Es mi turno. Me levanté y caminé hacia allí, viendo a aquellos dos niños sentados prolijamente en mi sofá mientras se susurraban cosas.
Cuando escucharon mis pisadas sus susurros terminaron y sus miradas llegaron a mi. No dejaron de hacerlo hasta que estuve parado frente a ellos. Respiré hondo y me senté, entrelazando mis manos.
Tragué saliva cuando los vi, ahí mirándome fijamente. Esperando algo de mi.
Eran demasiados parecidos. Pues si. Aún así, tenían claras diferencias.
-Entonces... ¿Saben quien soy yo?
Los niños, al unimismo, asintieron.
-Bien... ¿Y que saben de mi?
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Un Padre, Cinco Hijos
DiversosAllen Anderson es un reconocido y prestigioso empresario, acostumbrado a tener una doble vida en donde en una cuida de su hijo y en la otra a su hija. Pero un acontecimiento provoca que Allen deba abandonar ese estilo de vida, cuidando de sus dos p...