CAPÍTULO 17: Fecha de caducidad

2.1K 141 15
                                    

CAPITULO 17: Fecha de caducidad

Allen

Estoy nervioso. Dios, si alguien creía lo contrario estaba completamente loco. ¿Es que quien no estaría nervioso?

Carraspeé levemente cuando vi a Chris desabrochar su cinturón para bajar. ¿el no estaba nervioso? ¿Cómo hacía para moverse?

El chico me miró extrañado y luego rodó los ojos.

—¿Qué? ¿Quieres que te de la mano?

Fruncí el ceño y desabroché mi cinturón.

—Dios, que niño menos amable.

—Si, claro, no soy yo el que te sigue llamando niño todo el tiempo.

Sonreí mientras tomaba las llaves.

—Claro que no, tu puedes llamarme papá.

Antes de escuchar sus chillidos avergonzados y sus mil formas de intentar insultarme bajé del auto. Caminé hacia la puerta y esperé hasta que el llegara a mi lado.

—Solo para que lo sepas, jamás te llamaré papá.

—Si, si, entremos.

En realidad, era yo el que no quería entrar.

Había tardado años en presentar a dos de mis hijos y ahora el mundo pretendía que lo hiciera con solo unas horas de diferencia, genial.      

Respiré hondo y, antes de poder entrar, la puerta se abrió.

—Sabía que eras tu, como te gusta el melodrama.

A mi lado el niño río mientras yo bufaba.

—Chris, hoy me despedí de ti y ni siquiera te dije como me llamaba. Estoy contento de volver a verte.

Aarón desordeno su cabello y fui testigo de como las mejillas del niño se sonrojaban levemente mientras le sonreía agradecido. Y a mi que me pise un camión.

—Y a mi me gusta el melodrama. Es más fácil decir que te llamas Aarón y listo.

Chasqueé la lengua y entré, frenando mis pasos cuando los vi a todos sentados en el sofá.

—Dios, tu hiciste esto, traidor.

Mi hermano me miró como si yo fuera un niño y rodó los ojos.

—Allen te fuiste casi todo el día, ¿Pretendías que siguieran encerrados en las habitaciones hasta que tu llegaras?

—Pues viniendo de él no me sorprendería—murmuró Christopher.

Entreabrí la boca, ofendido por su comentario.

—Allen, deja de hacerte el tonto. Enfréntalos.

Respiré hondo y los volví a mirar. Mi corazón dio un vuelco cuando los vi. Los cuatro miraban la televisión mientras comían galletas y tomaban algo. Murmuraba cosas entre sí y reían, como si se conocieran de toda la vida.

Y falta uno.

—Vamos Christopher. Nosotros podemos.

—¿Eh?

Caminé hacia mis cuatro niños y carraspeé llamando su atención.

—¿Se divierten sin papá?

Sus miraditas no tardaron en recaer en mi. Alec y Leah me saludaron emocionados, los mellizos, por otro lado, me saludaron avergonzados e incómodos quizás.

Respiré hondo y me agaché a la altura de mis pequeños.

—Escuchen, ¿Qué tal si me dejan unos minutos con Dereck y con Dylan? ¿Ya les mostraron sus juguetes?

Un Padre, Cinco HijosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora