CAPÍTULO 25: ¡Se perdió!

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CAPÍTULO 25: ¡Se perdió!

Allen

Respiré hondo y coloqué un brazo en mi rostro, cubriéndome de las miradas ajenas. A lo lejos escuchaba su vocecilla llamarme, y sentía su insistente toque en mi brazo, aún así, no quise despertarme del todo hasta que una presión en mi estómago me quito el aire.

—¡Papi!

Abrí los ojos mientras corría a Leah de encima de mí.

—¿Cómo se te ocurre?

Mi niña solo siguió hablando de cosas que no entendía, movía sus manos y su  voz se oía entrecortada.

—¡Se perdió!

—¿Quién?

Me levanté de la cama mientras revolvía mi cabello, pestañando varias veces, con la intención de despertarme más.

—¡Y no lo encontramos!

—¿A quien?—insistí.

—¡A Tití!

—Ah—suspiré.

Volví a acostarme y Leah me volvió a chillar.

—¡Papi, no seas malo!

Rodeé los ojos y solté un pequeño gruñido cuando me vi en la obligación de levantarme.

Caminé por la casa con mi hija de la mano y me guío hasta la sala de abajo.

Chris, Dylan y Alec me esperaban ahí, todos con sus pijamas y caritas de dormidos.

—No me jodas—murmuré viendo el reloj, que estaba perfectamente acomodado en la pared principal del estar—. Son las seis de la mañana.

Mi hija tiró de mi mano y me frenó frente aquella jaula.

—No ta.

La miré de reojo y suspiré, buscando al animal por aquel espacioso lugar.

—Bueno. Se fue.

Leah soltó un chillido de terror y corrió hacia sus hermanos, refugiándose en los brazos del más grande.

—Allen, ¿Qué le hiciste?

—¿Yo?

—Si, a ti no te gustaba—me reprochó.

No me gusta. Christopher me miraba con los ojos entrecerrados, mientras se encargaba de dejar torpes palmadas en la espalda de Leah.

—Se habrá ido con su familia, Leah, no te preocupes.

—¡Nosotros somos su familia!

Mi niño pequeño, Alec, miraba fijamente a la jaula, con cierta tristeza que odiaba ver en mis hijos.

—Papá, tenemos que buscarlo, debe estar asustado—susurró Dylan, tirando de las mangas de su camiseta azul.

Suspiré levemente y asentí, despeinando mi cabello nuevamente.

—Esta bien—murmuré resignado, agachándome a la altura de mis niños más pequeños—. Primero, ¿Cómo llegamos a esto?

Leah fue la se encargó de contarme que había bajado, luego de tener un sueño en donde Tití le hablaba, y no lo encontró en su hogar. De ahí fue a despertar a Alec y a Chris, al final se encontraron a Dylan saliendo del baño y también lo unieron al plan de búsqueda. Por supuesto, yo también debía participar en encontrar a la rata.

—Esta bien. A buscarla—murmuré en un suspiro.

Al final, nos dividimos la casa y yo me quedé con la sala.

Un Padre, Cinco HijosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora