CAPÍTULO 20: Un primer día caotico

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CAPÍTULO 20: Un primer día caótico

Allen

Había pasado una semana desde que los niños habían llegado a mi vida. Había intentado que sus vidas retomarán la normalidad lo más rápido posible, por eso me había encargado, apenas tuve los papeles necesarios, de inscribirlos en el colegio. El mismo al que Alec iba, claro.

Para mi era la mejor decisión y lo obvio, todo niño debe ir al colegio. El problema era el razonamiento de aquellos.

Y el primer día de mis niños resultó de lo más caótico.

—No quiero, no quiero y…

—Adivino, no quiero—completé por el.

Dereck arrugó su nariz y se escondió bajo las sábanas, seguido por hermano. Genial.

—Pensé que querían volver al cole.

—¡No a ese!

—Pues es el que hay.

—¿Qué pasó con el anterior? ¿Lo derrumbaron?

Rodeé los ojos y tiré de la sabana. Un furioso Dereck me miró fijamente mientras se cruzaba de brazos.

—El otro nos queda muy lejos, tesoro, si pudiera los llevaría ahí—mentí descaradamente.

Lo cierto era que aquel lugar al que ellos habían ido no era exactamente un gran colegio. Y aún cuando hubiera podido llevarlos, jamás volverían ahí. Me había cansado de buscar colegios para Alec, y sabía que ese lugar era bueno para ellos.

—Imagínate, te tendrías que despertar tres horas antes. Una para prepararte y dos para ir hasta allá. Eso si que es mucho.

Mi niño me miró fijamente, aún con un aura malhumorada rodeándolo.

—No voy a usar eso— casi gruñó.

—Dylan, a cambiarte.

Mi niño miró a Dereck, luego a mi, y con un bufido terminó por asentir. Aquel niño tenía un gran fanatismo por seguir todo lo que su mellizo hacía, pero no había refutado nada acerca del nuevo colegio.

—Traidor.

—Hey, nadie esta traicionando a nadie—me apresuré a decirle mientras tomaba una percha con el uniforme de Dylan. Se lo entregué y revolvía su cabello ya desordenado. Tomé la otra percha y miré a Dereck—. Prometo que este colegio va a gustarte, quizás hasta más que el anterior, vamos.

Mi hijo terminó por rendirse, pero aún así no cambió su cara de niño ofendido.

—Ni siquiera conozco a alguien ahí—susurró mientras tomaba de mis manos su uniforme.

—¿Cómo que no? Van a estar tus hermanos, y no van a tardar nada en hacer amigos—le susurré de igual forma, acariciando su mejilla—. Hay que darle una oportunidad al menos, ¿No?

Dereck bajó sus hombros y asintió de manera desanimada.

—¿No hay una sonrisa para papá? Prometo que cuando terminé el día todos iremos por un helado.

Eso si logró sacarle una sonrisita, y cuando me quedé satisfecho con su intento de ponerme las cosas fáciles, salí de la habitación.

Mi próximo destino fue la habitación de Leah. Cuando entré me detuve rápidamente en el marco, sin poder avanzar cuando un peluche en forma de unicornio se estampó contra mi pecho.

—¿Por qué atacamos a papá?

—¡No te acerques!

Alcé las cejas ante su chillido y apreté levemente el peluche entre mis manos al ver las lágrimas que caían como cascadas de sus ojitos.

Un Padre, Cinco HijosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora