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—Mi padre era clérigo —inquirió Carlisle explicando a ambas muchachas— tenía una visión bastante estricta del mundo, que yo había empezado a cuestionar  mucho antes de mi transformación; así que ya entonces dudaba de su forma de entender la fe pero, en cualquier caso, nunca en loa casi cuatrocientos años transcurridos desde mi nacimiento, he visto nada que me haya hecho dudar de la existencia de Dios. Ni siquiera en el reflejo en el espejo. 

Abbey asintió pensando en cuánta fe había poseído ella a lo largo de su muy corta vida, y cuantas veces aquellos milagros que la fe de sus padres y de su familia le dejaron ver, no le habían resultado tan benéficos a ella.
Probablemente, no era una religiosa obsesionada, pero tampoco dejaba de creer en el Dios con el que había crecido.
No creía en la iglesia, creía sólo en las palabras de Dios, aunque su fe no fuera mucha; y aunque al final terminara creyendo en otras cosas que su misma religión le prohibía.

—Estoy seguro de que esto suena un poco extraño viniendo de un vampiro —Carlisle sonrió— Pero albergo la esperanza de que esta vida tenga algún sentido, incluso para nosotros; es una posibilidad remota. Según dicen, todos estamos malditos de todas formas, pero espero quizá, estúpidamente que alcancemos un cierto mérito por intentarlo.

—Lo creo así, supongo que es algo bastante objetivo; pero entonces, ¿y los demás? —Abbey preguntó mirando por el gran ventanal de la habitación—.

—Tú y Bella son las únicas que lo piensan igual que yo... Sólo Edward comparte mi opinión hasta cierto punto, para él, Dios y el cielo existen... al igual que el infierno. Pero no cree que haya vida después de la muerte para nosotros. Él cree que hemos perdido el alma. —.

Abbey pensó en ello junto con la necesidad que sentía Jasper en salvar el alma de la misma; probablemente tenía miedo de que por su culpa le quitasen el alma, pero le parecía irónico, en algún punto ella había tenido pensado convertirse en uno de los suyos; ella quería estar siempre con él, pero a estas alturas ya no sabía si Jasper verdaderamente quería estar con ella.

Después de unos minutos dejó de ponerle atención a la conversación, ensimismada en sus pensamientos se dedicó a mirar el paisaje sin más, ¿Cuándo habían cambiado tanto las cosas?, pensó.
Hasta que Carlisle le tocó el hombro.

—Jasper te está esperando abajo —.

—Gracias —.

—¿Por qué? —.

—Me has hecho ver que hay otra manera... —Abbey suspiró— espero algún día poder compartir más palabras que esta, de verdad —el vampiro le sonrió agradecido— me iré ahora, gracias por las palabras y por ser tan amable.

—No hay de qué, adiós —el hombre le sonrió amable acompañándola hasta las escaleras—.

























(...)



























—Lamento haberte hecho eso —.

—No te lamentes, no me pasó nada.

—Pero pudo haber sucedido algo —.

—¿Por qué te esmeras en echarte la culpa? —Abbey frunció el ceño— ¿Crees que esto era inevitable? Pudo ser cualquiera, y nadie tiene la culpa, ni siquiera Bella; son cosas que pasan.

—Porque si no fuera porque mi maldito autocontrol es una mierda, ¡Nada de esto hubiera pasado! —el muchacho levantó la voz—.

—Ni siquiera puedes aceptarte a ti mismo, no sé porqué quiero que aceptes que no fue tu culpa. —.

—¡Porque lo fue! ¡Fue todo mi culpa! —.

Abbey simplemente asintió con el ceño fruncido.

—Está bien, sigue diciendo que fuiste tú... Siempre es lo mismo.

—¿Siempre es lo mismo? ¿Entonces qué crees que pasa contigo? Siempre te la pasas dudando.

—Estoy dando mi mejor esfuerzo —Abbey miró al vampiro— Siempre estoy detrás de ti, siempre me la paso tratando de que te sientas bien con esto, estoy haciendo todo y dando todo por ti; ¿Es eso? ¿Eso es lo que me hace diferente a Julieta? —.

—No empieces con eso de nuevo.

—Que no empiece, correcto; porque si no te hubiera advertido ese día te hubieras ido a la mierda, ¡Acéptalo Hale! La hubieras elegido a ella.

El vampiro paró frente a la casa de la castaña.

—¡Sí! ¡Sí la hubiera elegido a ella! ¿Eso es lo que querías escuchar? —.

La castaña miró al rubio miel incrédula.

—Bien, me queda claro que eso es todo lo que necesitabas decirme... Hablemos mañana, quiero estar más tranquilo y pensar todo correctamente. —la castaña abrió la puerta del auto— te veré mañana, adiós —la joven bajó del auto cerrando la puerta—.

Abbey tomó su teléfono y marcó el primer número que se le ocurrió.

¿Jay? ¿Puedo hablar contigo? —.

La joven caminó con las lágrimas en los ojos.
El rubio miel observó aquello arrepentido.
No era su intención decir aquello ni mucho menos hacerla sentir mal, pero se sentía culpable, se sentía realmente mal.













(...)
























Abbey se tiró en su cama, lloró hasta que pudo estar calmada.

«¿Cuál es el propósito de morir por amor? Incluso cuando ese amor no puede ser correspondido; morir por amor sería la mejor opción si quieres echar todo a la basura por alguien que no te supo valorar».

«Una vez mi madre me dijo que el amor no puede ser realmente perfecto, pero que si realmente es verdadero es mejor darle tiempo; las despedidas pueden doler. Pero es mejor decir adiós a marchitarse en el dolor».




















(....)
















“No tengo miedo de cerrar los ojos
La vida es un juego hecho para todos
Y el amor es un premio”.
















GHOSTIN - Jasper Hale.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora