Epílogo:

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[Siete años después]










—¡No es justo! ¡Puedes leer la mente! ¡Es obvio que ibas a ganarme! —Andrómeda se quejó tras perder una partida de Ajedrez contra Edward.

La híbrida suspiró lanzándole una mala mirada al cobrizo. Al final ambos rieron divertidos.

Habían pasado siete años, Andrómeda había encontrado la felicidad al lado del clan olímpico, todos sus miembros le habían aceptado con tanta felicidad que ella misma no se lo había podido creer. Incluso después de descubrir su condición y su pasado, dispuestos a hacerla formar parte de su familia, lograron aceptarla con gran aprecio.

Aquella tarde en específico, la víspera de navidad se acercaba, y aquellas fechas —tan cálidas emocionalmente como casi todas— no parecían tan distintas a las demás que hubiera pasado con los Cullen. Ella conocía la rutina, pasar la tarde en compañía de algunos miembros de la familia mientras otros compraban obsequios, y ella, junto a quienes preferían quedarse en casa, solía ocupar su tiempo jugando videojuegos o leyendo algún libro.

Aunque alguien en aquella sala de estar se mantenía ansioso tras su decisión, en su mente se la pasaba reproduciendo las palabras de Alice.

—Entonces, tienes que pedirle hablar con ella, le dices y todo saldrá bien, así, y ya. —la duendecilla le había explicado claramente que Andrómeda había logrado dejar atrás gran parte de sus miedos y tristezas gracias a Jasper.

Y que aquella Andrómeda del pasado había desaparecido abriendo paso a una mucho más libre y feliz.

Jasper lo sabía, no hacía falta repetirlo, pero para él era complicado, había tardado más tiempo del esperado en darse cuenta de lo enamorado que estaba de aquella híbrida.

Finalmente la noche llegó y con ello, la llegada de la navidad se aproximaba, la familia de vampiros se encontraba feliz en su residencia en Alaska, aquél lugar siempre los recibiría con los brazos abiertos.

La música resonaba alto por toda la casa, la más joven de la familia, Renesmee, se encontraba bailando felizmente junto a Jacob Black en la sala principal, al igual que la mayoría de los Cullen.

—¿Me permitiría esta pieza, caballero? —Andrómeda estiró una mano hacia Jasper con una sonrisa divertida en el rostro.

—Por supuesto.

Jasper aceptó la invitación, la compañera de Alice comenzó a cantar felizmente con una guitarra acústica en mano.

—Esta me la aprendí hace poco —la de piel morena sonrió— ¡mí amor! ¡está va pa' ti!

La morena exclamó en español, continuó la canción con sentimiento.

Yo siento que tu me queri como yo te quiero, acuéstate a mi lado, esta noche te quiero vivir, arrúllame, ahógame, aplástame, desármame, cómeme, fúmame, amor inquieto, amor drogado, amor completo.

Jasper sintió el tiempo detenerse mientras ambos se movían al ritmo de la canción. Andrómeda le dedicó una sonrisa. Cuando la canción terminó, todos aplaudieron contentos, mientras Alice le plantaba un beso en la mejilla a la morena.

—Andrómeda —Jasper llamó su atención.

—¿Sí? —ella le miró aún con la emoción en el rostro.

—Hablemos... En privado.

La sonrisa de la híbrida desapareció, ella simplemente asintió siguiendo al rubio miel a las afueras de la casa.

—¿Está todo bien? —ella preguntó cuando estuvieron afuera.

—Quería hablar contigo porque quería decirte algo importante. —Jasper observó atentamente a la híbrida.

—De acuerdo... Y lo que quieres decirme... Es... —ella esperó un par de segundos por una respuesta.

—Andrómeda, no quiero incomodar, pero necesito decirte... Que me he dado cuenta que te amo.

La muchacha rió suavemente, Jasper se sintió confundido.

—¿Qué... Dije algo gracioso? —Andrómeda negó con cierta diversión.

—Sólo que es algo que ya sabía... No necesitabas decirlo. —el rubio miel se quedó sorprendido.

—Pero yo...

—Soy una bruja además de ser un vampiro. —ella replicó sonriente— sé muchas cosas.

—Bueno... Entonces supongo... Que eso es todo —Jasper replicó avergonzado.

—Tú también me gustas, Jasper. —Andrómeda le sonrió— Creo que también mereces saberlo.

Ella le regaló un par de palmaditas en el hombro al rubio miel.

—La vida es así, un día te encuentras escapando de ti misma y al otro te encuentras diciéndole a alguien que lo amas. —ella rió divertida para sí misma.

—Entonces... ¿Qué sigue? —el vampiro preguntó.

—No lo sé, normalmente la gente comienza a salir y esas cosas. —la muchacha encogió los hombros sin más.

—Entonces salgamos. —Jasper replicó.

Andrómeda asintió, de pronto plantó un beso fugaz en los labios del vampiro. Le sonrió finalmente dejándolo perplejo.

—Te veo adentro —ella dispuesta a irse, fue detenida, Jasper le tomó del brazo acercándola nuevamente, dándole finalmente un casto beso en los labios.

La nieve comenzó a caer, y algunos fuegos artificiales se escucharon de lejos, el veinticinco de diciembre había llegado por fin.
La felicidad apareció, y dispuesta a quedarse, con dicha permaneció en sus corazones. Probablemente hasta el final de sus días. Probablemente para siempre.














GHOSTIN - Jasper Hale.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora