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—Abbey, ¿Qué haces aquí? —Esme abrió la puerta encontrándose con la bruja, aunque lograba reconocer que su olor era totalmente distinto.

—Bueno, resulta que quería hablar con Jasper...

—¿No deberías estar en la escuela?

—Sí... Pero mis maestros faltaron, entonces aquí estoy... —la castaña sonrió, aunque la vampiresa asintió poco convencida— por cierto, ¿Estás sola en casa?

—Emmett y Rosalie se fueron a cazar... Jasper está en su habitación, ya sabes dónde está, pasa... —la castaña le sonrió a la mujer—.

—Lo lamento, pero no necesito testigos —inesperadamente, la muchacha le rompió el cuello a la vampiresa, haciendo que cayera desmayada— ahora... ¿En dónde se oculta Jasper?

La muchacha acomodó sus cabellos, paseando su mirada por la casa hasta quedar en las escaleras, caminó sin prisa hasta ellas y siguió entonces el sonido de la música Jazz que sonaba en alguna de las habitaciones.

—Esta no es... Esta tampoco... —su vista se detuvo frente a una puerta de color blanco, en donde la música sonaba más fuerte— Esta sí es... —entonces sus muñones se estrellaron contra la madera en suaves golpes, haciendo que la música parara—.

—Esme, ¿Pasa algo? —el rubio miel frunció el ceño cuando observó a la castaña— ¿Abbey? —.

—Hola, Jasper —la castaña estiró los labios en una sonrisa ladina— ¿Cómo estás? —aquella risa que salió suavemente de sus labios le hizo al rubio miel tragar saliva—.










(...)









—¿Jasper? ¿Qué haces aquí? —Abbey miró al rubio miel esperarla en el estacionamiento de la escuela— ¿Y por qué estás vestido así? —.

La bruja sabía que las chaquetas de cuero no era habituales en el, además dudaba que él alguna vez usara algo así.

—Alice.

—Ah... —ella notaba algo raro en él, sus ojos estaban oscuros, aunque no podía diferenciar bien si eran de color marrón o color negro, era un tono oscuro como para poder diferenciarlo.

—Estaba pensando en que podíamos salir un rato... —su tono de voz fue algo que le causó un escalofrío, era diferente, más intimidante— ¿Si quieres?

—Bueno, sí, sólo... ¿Me dejarías ir a mi casillero por unas cosas? Creo que olvidé un trabajo que debo entregar como tarea —la bruja le sonrió.

—De acuerdo... —entonces el semblante del rubio cambió— o tal vez no —.

—¿Eh? —.

—No digas nada, sólo vendrás conmigo —los irises del muchacho se hicieron más grandes, y entonces Abbey asintió automáticamente, bajo los efectos de la evidente hipnosis del muchacho.

GHOSTIN - Jasper Hale.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora