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—Acabemos con esto —Abbey bajó hacia la primera planta de la casa, encontrándose con su hermano mayor—.

—Ve con cuidado, él ya te está esperando afuera —.

—De acuerdo —.









(...)









El frío parecía haber desaparecido por un momento, la castaña miró al rubio miel en la Jeep de Emmett.

—Hola —saludó con una sonrisa calmada—.

—Entra —.

La joven obedeció subiendo a la camioneta.

—¿Tienes alguna idea de dónde pueda estar? —.

—Creo que sí, pero realmente no sé si esté bien... Entonces vayamos simplemente a mirar. —.

—De acuerdo —.









(...)










Ambos no habían compartido ninguna palabra en todo el camino, ni hacia el bosque ni hacia las profundidades de las montañas.

—Debe ser por aquí —la muchacha r conoció el río que pasaba cerca del lugar—.

Ambos caminaron unos metros más largos hasta encontrarse en un claro muy pequeño, donde un par de rocas formando una media luna adornaban el lugar.

—Es aquí —.

La muchacha se quitó el collar, le miró brillar al igual que el collar del vampiro.

—Tienes que pedir... Honestamente —dijo la muchacha—.

El vampiro asintió quitándose en viejo collar.
Ambos juntaron sus collares, la bruja pronunció unas cuantas palabras que el muchacho no pudo entender, y ambas partes brillaron juntas; se unieron.

Cuando la joven abrió los ojos miró el collar completo, el amuleto.

—Tenemos que prenderle fuego —dijo la muchacha—.

—¿Qué? —.

—¿Tienes algún encendedor? —el joven negó—.

—Hagamos una fogata entonces.










(...)











Las llamas de tonalidades amarillas, rojas y naranjas se reflejaron en los orbes castaños de la muchacha, quien tomó el amuleto entre sus manos y lo lanzó al fuego.

Y en un abrir y cerrar de ojos, el espectáculo que el vampiro tuvo frente a él no pudo creerlo.

—¿Es esto lo que necesitabas? Tu trato está hecho —.

—Bien hecho —el hombre, mucho más alto que la joven, de piel muy pálida, casi parecía transparente a los ojos del joven, y de cabello y bigote negro le miró— supongo que el trato está concluido, eres dueña de tu alma, bueno, lo que queda de ella.

El hombre sacó de su bolsillo una especie de amuleto, y lo lanzó hacia las llamas con una sonrisa ladina.

Entonces la castaña cayó al suelo.

—¡Abbey! —el vampiro le miró preocupado, arrodillándose para mirar si se encontraba con vida—.

—¿Jasper? —esa dulce y preciada voz que había extrañado—.

«soy el monstruo al que nunca temes»

—¿Julieta? —el vampiro miró a aquella doncella, con los ojos hilarantes le apreció—.

Se le quiso acercar, pero fue apartada por el hombre.

—No, no, no; muchacho, no... Ella está a salvo, el trato está cumplido, el alma está entera... Pero aún te falta salvar algo, ¿No lo crees? O mejor dicho... ¿A alguien? —.

«estar entre la espada y la pared puede ser una forma muy cercana a la muerte, debes saber qué es lo mejor para ti y para los demás; puedes ser feliz con tu egoísmo, o convertirte en el virtuoso héroe del más débil»

El vampiro miró a la bruja, quien le miró con dolor.

—Tienes dos opciones, o salvas a la muerta, o salvas a la bruja —el hombre miró con una sonrisa al muchacho— tienes un poco de tiempo para elegir.

—Jasper, escúchame —Julieta le habló— tienes que salvarme, por favor —.

Está jugando contigo —el vampiro escuchó la voz de Abbey en su mente— mira con detalle a quien crees que es Julieta, te darás cuenta de que sólo es un demonio jugando a ser un ángel.

Y el vampiro miró atónito.

Ella no era Julieta, observó a la muchacha tener una pata de cabra y otra de ave.
Y al mirarle, su rostro cambió, desfigurado y goteando sangre.

Miró a Abbey, quien apenas podía mantenerse con vida.

«tienes que dejarla ir»

—Tienes razón, escogeré a la bruja —le dijo firme el vampiro al extraño hombre—.

—Como sea, algún día voy a volver a por ti, muchacho; y no vas a poder evitarlo —el hombre chasqueó los dedos desapareciendo todo a su alrededor, dejándole ver al vampiro simplemente al paisaje verde lleno de árboles y a la muchacha castaña moribunda.

—Abbey —el cielo comenzó a gotear, y de pronto un aguacero empapó por completo a ambos jóvenes— te llevaré con Carlisle —.

—Estoy bien —la joven lloró, las lágrimas se le confundieron con las gotas de lluvia, y la muchacha apenas pudo levantarse con ayuda del rubio miel— gracias.

Un pequeño silencio entre el ruido de la lluvia se hizo presente, y la joven estampó sus labios contra los del vampiro.
Uniéndose ambos en un casto beso bajo la lluvia.











(...)










Espero que la vida te trate bien,
Y espero que tengas todo lo que has soñado,
Y te deseo alegría y felicidad;
Pero sobre todo esto, deseo que ames”.











GHOSTIN - Jasper Hale.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora