GHOSTIN - Jasper Hale.

09

Abbey se sentó en el sofá junto a su hermano y a su primo, tomando el bowl de las palomitas entre sus manos.

—Es Shrek, cuando va a muy muy lejano. —explicó Robert, el mayor de los tres—.

—Me encanta esa película.... En especial esa, me gusta cantar el tema de Yo Quiero Un Héroe —Abbey rió—.

—Claro, vas a interpretar tu papel de hada madrina —se burló el pelinegro—.

—Y tú el de burro —Abbey le lanzó una palomita al muchacho quien frunció el ceño—.

—Voy a ir por una cobija a mi habitación, ustedes ya me quitaron la mía —.

—Claro —.

(...)

El muchacho caminó hasta su habitación, miró la ventana abierta y sonrió.

—¿Vienes a buscar el amuleto? —.

El vampiro apareció frente al joven.

—No lo tengo... De todas formas, no iba a dártelo... Estás siendo algo egoísta, ¿No crees? —el pelinegro miró al vampiro— Quiero decir... Quieres recuperar a Julieta... La original... Sólo porque está Julieta... Es más moderna... Es más... Libre... —.

—Mientes... —.

—Yo lo sé todo... Cuando hiciste el trato con el Diablo, cuando te llevaste el alma de Julieta fui asignado por la muerte... Para encargarme de ella, pero sorpresa... Un vampiro cargaba con esa alma en pena... —.

—Tienes que devolverla —.

—No Jasper, no es tan fácil... Encontraste la mitad del corazón de la bruja... Dicen que quien tiene el corazón de la bruja puede hacer con ella lo que quiera... La bruja no era aquella anciana que advirtió sobre los de tu especie... Ella dejó de serlo cuando su hija concebió una hermosa niña... A la que llamó Julieta... Quién heredó el poder de su abuela... Lástima que eras, y sigues siendo demasiado tonto... Te enamoraste de la bruja. —el muchacho tomó una frazada de su cama— no me lo tomes a mal, pero tampoco has encontrado el lugar de los fantasmas... No puedo darte algo que ni siquiera sabes qué o quién es... Un gran poder conlleva una gran responsabilidad... —el muchacho caminó hacia la puerta de su habitación— cierra la ventana cuando te vayas, ha sido un placer volver a verte... —.

(...)

Abbey aquella noche tuvo una pesadilla.
Se había visto en un lugar seco y cálido, de noche, montando a caballo, no logró reconocer ningún rostro, pero sí una cabellera miel.
La escena cambió cuando miró los orbes escarlata del mismo, y cuando miró su cuerpo lastimado y tirado en el suelo.
Su corazón latió rápidamente, y sus ojos se abrieron, estaba sudando frío, tocó su frente y suspiró.

—Maldita sea, tengo que dejar de leer Drácula antes de irme a dormir —.

El vampiro de ojos café dorado miró desde la ventana a la muchacha, y al oír aquellas palabras su curiosidad aumentó.
Miró a la muchacha levantarse de su cama y dar un par de vueltas antes de volver a envolverse entre las sábanas y quedar totalmente dormida se nuevo.

(...)

Noviembre, el semestre estaba terminando con los exámenes finales y todos los alumnos parecían desesperados por pasar, todos menos los Cullen.

—¿Qué harás estás vacaciones, Edward? —preguntó Abbey cuando terminó su examen y lo entregó—.

—Nada en especial... Tal vez salga de vacaciones con mi familia, ¿Y tú? —.

—Me voy a quedar en casa y voy a dormir lo que no he dormido en todo el semestre —Edward sonrió por lo bajo— además, voy a pasar mi cumpleaños con mi familia en México, iré a visitar a mi abuela —.

—Me da gusto... —Abbey miró incrédula al muchacho— ¿Qué?

—¿Edward Cullen diciendo que le da gusto algo? ¿Dónde están las cámaras? —.

—¿De verdad te sorprende? —.

—Sí, no sueles ser muy demostrativo, es un avance, uno muy bueno.

—¿Eso me convierte en qué? —.

—En una persona muy empática, no, la verdad no, pero sí en alguien más sociable... —.

—Ya veo —.

—Pero también te convierte en mi amigo, bueno, sí —Abbey se encogió de hombros y sonrió— así es la vida —.

—¿Ahora somos amigos? —.

—Sí —.

Edward asintió divertido, Abbey había sido amable siempre, era la única persona que no les había llenado de prejuicios, no hacía preguntas tontas no mucho menos les trataba con rechazo.

—Oye... —.

—¿Sí? —Abbey dejó de dibujar círculos en una hoja de su cuaderno— .

—Jasper y tú comparten la clase de Español, ¿No? —.

—Sí, ¿Por? —.

—Curiosidad —.

(...)

—Abbey —el primo de la castaña la llamó mientras mantenía los ojos en el camino— ¿Te gusta ese chico, Hale? —.

—¿Qué? No... —.

—¿De verdad? —.

—Bueno, tal vez —.

—De acuerdo... —.

—¿De acuerdo? —.

—Sí, sólo quería saberlo, es un poco obvio —.

—Ah.

(...)

—¿Mañana oficialmente termina tu semestre? —Robert preguntó mientras servía la comida—.

—Sí, es genial —.

—Lo sé —.

—Olvidaba que tu semestre terminó hace unos días, Jay —.

—Sí, así es... —.

—¿Vendrás con nosotros a visitar a la abuela? —el mayor por fin se sentó—.

—Sí —mencionó el pelinegro— Será bueno pasar una temporada con ustedes, mi padre no me quiere en casa por ahora... Dice que corregiré mi conducta con ustedes —.

—Jefferson es una persona agria —mencionó Robert—.

—Lo es, pero si no es por él no entraré en la universidad que quiero —mencionó Abbey—.

—No vas a necesitar de él —mencionó el pelinegro— puedes conseguir tus méritos —.

—Ajá —la muchacha rodó los ojos—.

—Como sea, creo que papá llegará temprano hoy, mencionó que el doctor Cullen cubrirá su turno esta noche —.

—El doctor Cullen se la vive en el hospital —mencionó Jay— ¿No es así? —.

—Sí, si no fuera por él y por papá el pueblo estaría perdido —mencionó Robert— Forks tiene suerte de que la mujer del doctor Cullen se quiera quedar en este pueblecito, es más, hasta sus hijos... —.

—Los Cullen... Parecen ser la sensación —.

—Lo son —mencionó Robert— rostros de impacto, cutis Perfecto, son como modelos de revista... Y tienen dinero, así funciona el capitalismo y las clases sociales —.

Abbey se dedicó a deborar su comida sin mucha preocupación.

Aquella tarde transcurrió normal, pero Abbey no había podido sacar de su mente a Jasper, por primera vez había pensado en una sola cosa sin olvidarla, y eso significaba que realmente se estaba enamorando del rubio miel.