Capítulo 37

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Las relaciones a distancia nunca son fáciles, siendo dos countrys, era todo un desafío. México adora los buenos desafíos. Cada tres días le enviaba a Rusia una carta con algún regalo adjunto, flores, dulces, libros, etc. Estos últimos eran ediciones originales de escritores mexicanos, le gustaba pensar que al leer esas páginas su querido ruso pensaría en él. Hubo incluso una ocasión en la que le envió una serenata y los mariachis le entregaron la carta. Cada carta desbordaba romanticismo y miel. Si, damas y caballeros México era un romántico empedernido.

Por otro lado, Rusia estaba frustrado. Adoraba cada uno de los detalles del mexicano, con el simple hecho de saber que México pensaba en él tenía una sonrisa que le duraba todo el día. Con cada una de sus cartas se moría de ternura y con cada detalle se sentía soñado. Sin embargo Rusia nunca encontraba el regalo perfecto para México y terminaba enviando algo... bueno... peculiar.

-¿¡QUE PEDO JEFE!?- Gritó Edo. Méx. 

-No mames...-Dijo CDMX.

México estaba realmente impactado, sin palabras, ni siquiera respondía a lo que sus hijos le decían ¿Por qué? Bueno, Rusia no se quería quedar atrás con los detalles de pareja así que después de buscar y buscar el regalo perfecto durante días, de último momento entró en pánico y le envió algo pequeño... UN TANQUE DE GUERRA.

-Apa, el gringo le esta llamando- Dijo Colima desde adentro de la casa, le pasó el celular a su padre y este sin dejar de mirar el "regalo" en su patio, lo tomó y respondió.

-¿Bueno?- Dijo México.

-MEX WHAT THE HECK?! MY PRESIDENT IS FREAK OUT...- Dijo USA desde la otra línea.

-Wey, ahorita tengo un pendiente, te llamo más tardecito- México colgó y se sentó en su patio, definitivamente tendría que hablar con Rusia.

-Oiga jefesito- Dijo Nuevo León detrás de México -Si usted no lo quiere... Pues... Ya sabe... ¿Me lo deja?-

-Claro-

-¿DEVERITAS?-

-No...-

Un tanque, dos helicópteros, un misil y muchas aclaraciones después. Rusia finalmente comenzó a entender mejor que lo mejor que podría darle a México eran detalles, más que grandes, de corazón, algo pequeño pero simbólico. Fue así como Rusia comenzó a escribir poesía y se aprendió muchas canciones en español.

Cada mes los countrys tenían juntas con la ONU, aveces asistían todos y otras eran opcionales para la mayoría. Nuestros protagonistas aprovechaban esas ocasiones para pasar una semana en el lugar, turistear y sobre todo pasar tiempo juntos, MUCHO tiempo juntos.

Aveces se visitaban de sorpresa entre ellos y pasaban un buen rato. Doña Juana cocinaba cuando Rusia estaba de visita, aún en contra de los regaños de México sobre que debía cuidar su salud.

-CON UNA CHINGADA, SI SE ME DA LA GANA COCINAR VOY A COCINAR Y TU TE LO COMES ¿ENTENDISTE?- Gritó firmemente la mujer haciendo que el mexicano, cual niño regañado, se sentara en silencio. -Ahora mijito- Dijo refiriéndose a Rusia con una voz muy dulce -¿Qué se te antoja?-

Rusia inclusive pasaba tiempo con los hijos de su pareja, hubo una semana completa en la que se quedó simplemente para completar los retos de los chicos. Al terminar esa semana sus brazos estaban adornados con los tatuajes correspondientes a cada región de su amado. Desde entonces siempre que estaba en tierras mexicanas usaba camisas sin mangas, este detalle le encantaba a México.

-Uff si ocupo que me ahorques con esos brazotes- 

-¿Qué?- Rusia no alcanzó a escucharlo bien.

Suficiente (Rusmex) TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora