Capítulo No. 19. Willa Worral.

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Me reí por lo bajo manteniendo mis ojos cerrados, sonreí alegremente y suspiré con tranquilidad y felicidad.

─¿En serio? ─murmuré con la voz ronca sintiendo la suavidad de la almohada debajo de mi cabeza.

─No estoy de humor, Willa ─masculló Axel e imaginé que ha de estar viendo a otro lado enojado─. Maldito crío, solo no le parto su madre porque hice un juramento silencioso.

─Y porque estás en cama, recuperándote de una paliza. ¡A como yo!

Escuché como Axel gruñó enojado, me reí a carcajadas sintiendo las heridas de mi estómago, ya atendidas, doler un poco, apenas y se sienten esas punzadas de dolor.

─Vamos, Axel ─pedí de buen humor, volteando a ver a mi primo, quien se encuentra del otro lado de la habitación descansando en su camilla─. No es para tanto.

─¿Cómo qué no? Ese maldito niño solo busca su muerte ─refunfuñó volteando a verme─. Te lo repito, Willa: no le parto su madre porque hice un juramento silencioso.

Ante su ceño fruncido y su mirada cargada de molestia rodé los ojos acostumbrada a su repentino humor negro; esto me recuerda a cuando el tío Patrick lo regañaba.

Sonreí viendo la pared metálica de mi lado derecho, alejada medio metro de mí y de la camilla.

Volteé a ver al rubio de ojos azules acomodando mi cabeza en la suave almohada, aprovechando que puedo estar con una luego de mucho tiempo yendo de un lado a otro. Descubrí el ceño de mi primo fruncido, viendo a otro lado enojado, me reí por lo bajo provocando que Axel me vea de reojo, al ver mi sonrisa alegre, debida a su actitud, gruñó como un animal rabioso volteando a ver a otro lado.

Un Axel enojado no se ve siempre y cuando se ve da risa hasta para hacerse pipí en los pantalones. Simplemente... Axel de malhumor, encabronado y furioso es el mejor espectáculo que puede surgir.

En ese momento, la puerta de la habitación se abrió mostrando a una morena diferente de la última vez que la vi, ahora ella tiene su cabello negro amarrado en una coleta cualquiera, carga puesta una blusa negra con mangas de tres cuartos y ceñida a su torso, unos pantalones negros llenos de bolsillos, sus botas negras estilo militar, por razones que ya conozco no lleva ningún arma y ningún arnés encima de sus prendas. Kimberly frunció el ceño al ver mi sonrisa y el malhumor de Axel, cerró cuidadosamente la puerta detrás de ella, viendo confundida al rubio.

─Joder, ¿acaso el tío Patrick regresó del más allá y te volvió a encerrar en el sótano para que hagas la tarea y obtengas tu primer nueve en toda tu formación académica? ─interrogó Kimberly.

Solté una carcajada recordando todo lo que dijo la morena a la vez que un gruñido animal se escucha notablemente.

─Vete a la mierda, Kimberly.

Me volví a reír a carcajadas mientras Kimberly se cruza de brazos y sonríe ladeadamente, sin dejar de reírme volteé a ver a mi primo descubriendo cómo ve la pared de su lado derecho como si fuera la cosa más interesante del mundo.

─¿Qué sucedió ahora? ─preguntó Kimberly acercándose a la silla que se encuentra entre las dos camillas y pegada a la pared.

─Es que Zeph hizo enojar a Axel ─comenté divertida escuchando el gruñido rabioso de mi primo.

─Ah, eso ─Miré a Kimberly con una sonrisa y mi ceño fruncido confundida, la morena se sentó perezosamente, cruzando sus brazos y viéndome a los ojos.

─¿Cómo lo sabes? ─curioseé provocando que Kim ruede los ojos.

─Eso sucedió hace seis días, Willa.

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