Zone Zero

Capítulo No. 9. Willa Worral.

─¿Ya?

─No.

─¿Ya?

─No.

─¿Ya?

─No.

─¿Ya?

─¡Ya cállate, Willa! ¡Demonios! ¡Eres un maldito dolor de cabeza!

Me reí a carcajadas sin poder evitarlo cuando escuché tremendo grito por parte de mi morena preciosa.

Sonreí de lado a lado y crucé mis dedos debajo de mi cabeza a la vez que cruzo mis tobillos sin dejar de estar acostada en la cama de la habitación de esta casa de rancho, que por alguna extraña razón, se me hace ligeramente conocida.

Más o menos, una semana y media había pasado desde que caí inconsciente después de que los rusos hayan lanzado esa bomba nuclear grado tres, dos días dormida y el resto sin nada que hacer aparte de molestar a Kimberly.

Kimberly Worral ha sido la mejor hacker que hemos tenido, sin embargo, con ese conocimiento que posee no ha logrado romper las miles de protección que el dispositivo de la familia que Axel me había dado adquirió luego de que guardé toda la información ahí antes de que esa... cosa... apareciera de la nada.

Me estremecí al recordar a ese NO humano. Su piel, sus dedos, garras en lugar de uñas, el color de su sangre... negra y sus ojos, más vacíos y blancos que quién sabe qué pero poseedores de un salvajismo inigualable.

Me volví a estremecer, respiré hondo y observé el techo de madera de la habitación obligando a mi mente a no recordar a esa... cosa...

Kim podrá ser la mejor hacker, sin embargo, ella no tiene experiencia con ese tipo de seguridad, no a como yo sí la tengo. He robado información después de que escapo de Cabeza de Coco y de Trasero Redondito, y por algún método de protección, miles de barreras cibernéticas, contraseñas, claves, códigos, decodificaciones, codificaciones, entre otras cosas, se activan para que la información no la lean los intrusos, en este caso, Axel, Kimberly y yo... y tal vez Zeph si lo tomamos en cuenta.

Y hablando del rey de Roma.

Escuché un golpe al lado mío, justo del otro lado de la pared de madera, la curiosidad me ganó y me senté en la cama, moví la vieja cortina y observé el campo del exterior encontrándome con Axel de pie, sin un rasguño, y Zeph en el suelo, con algunos golpes.

─¿Así es cómo planeas proteger a Zoey y a Dylan? Que ridículo ─habló Axel completamente neutro.

Miré como Zeph se puso de pie con dificultad, movió su cuello y luego vio desafiante a mi primo Axel.

Alcé las cejas haciendo un pequeño mohín con mis labios para luego dejar caer la vieja cortina y volverme a acostar boca arriba en la cama, nuevamente crucé mis dedos detrás de mi cabeza y seguí observando el techo.

─¿Ya?

─Que no, demonio.

Sonreí ante la respuesta de la morena, cerré mis ojos y me dediqué a esperar a que me suplique para desbloquear eso.

Ha habido una paz en estos días que era imposible de describir, no había explosiones, disparos, alarmas, solo patrullaje y patrullaje asegurándose de que nadie esté cerca de la zona del impacto de la bomba nuclear grado tres, lo que en otro sentido significa que nos hemos ocultado de ellos porque creerían que cometimos traición al país y nos ejecutarían de inmediato y no, gracias, no por nada me he mantenido con vida estos últimos cinco años como para que me descubran y me decapiten injustamente.