Capítulo No. 34. Zeph Ford.

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Frustrado. Me siento realmente frustrado.

─¡AAAGGGHHH! ─grité sintiendo como toda la furia en mi interior está a punto de explotar, pateé una silla para luego voltear a verla─. ¡¿Qué diablos te pasa?! ¡Casi lo mato!

Ella frunció el ceño pero me dio igual.

¡Maldita perra plana! ¡Arruinó mis planes!

─¡Te dije que necesito respuestas! ─me gritó apuntándome con un dedo.

─¡ME VALE VERGA TUS RESPUESTAS! ¡TENGO QUE MATARLO!

─¡TE DIJE QUE DESPUÉS LO HARÁS!

─¡AAAGGGHHH! ─gruñí jalando mi cabello con ambas manos, dándole la espalda a la chaparra insoportable─. ¡SECUESTRÓ A MI HERMANO!

─¡BUENO! ¡TAL VEZ NO LO HUBIERA HECHO SI NO LO HUBIERAS ATACADO DESDE UN INICIO!

─¡¿YO QUE MADRES IBA A SABER...?! ─callé, hice ademanes con mis manos sin saber cómo explicar lo que quiero decir, terminé gritando─. ¡NO TE VUELVAS A INTERPONER! ¡ME VALE MADRES QUE QUIERAS HABLAR CON ÉL, LO BUSCARÉ Y LO MATARÉ Y NO FALLARÉ!

─¡FORD, NECESITO RESPUESTAS, COÑO!

─¡SE PUEDEN CALLAR, MALDITA SEA! ─gritó una voz masculina.

Volteé a ver a Dylan completamente sorprendido.

¿En qué momento le cambió tanto la voz?

Mi hermano cerró los ojos, respiró hondo para luego vernos con fatiga.

─Me estresan demasiado ─Se talló las sienes─. No estoy entendiendo absolutamente nada. ¿Si se dan cuenta que el secuestrado soy yo? ¿Verdad? Ahora... ¿Ella es Willa? ─Señaló a la plana.

─La misma y en persona ─Willa sonrió levemente, señalándose de pies a cabeza para luego verlo de mala manera─. La misma que intentó salvarte el trasero, escuincle.

─Yo que iba a saber que venías con mi hermano.

─¡Te lo dije!

─Podrías haberme mentido, rata escurridiza.

¿Rata escurridiza? ¿En serio?

Miré a la insoportable notando como ella frunce el ceño confundida y abre la boca sorprendida.

─¿Cómo sabes eso?

─Eres famosa en ese lugar.

─¿Cuál lugar?

─¿Dónde más? En la Rebelión, dah ─Dylan rodó los ojos como si lo desesperara hablar con ella.

Willa abrió la boca para replicar pero fue interrumpida por la morena.

─Willa, ¿no tienes algo que contarnos? ─habló Kimberly con tono de regaño, la mencionada volteó a ver a su prima para luego sonreírle como si no hubiera hecho nada malo─. Es tu turno de hablar.

Fruncí el ceño porque por un momento no comprendí a lo que se refiere la morena, sin poder evitarlo mi mente recordó el momento de la llegada de la insoportable castaña, ella cruzó la puerta y atrás de ella entró Howkon, lo que significa que...

─Verás ─habló Willa haciendo ademanes con las manos.

─¡¿Por qué viniste con él?! ─grité acercándome a Willa.

─¡Oh, que la chingada! ¡¿No puedes estar con la boca cerrada o qué?! ─gritó viéndome furiosa─. ¡Arriesgué mi trasero para salvar a tu hermano y tú me gritas en agradecimiento!

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