Capítulo No. 0.

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«¿Por qué soy así? ¿Por qué hago esto? ¿Por qué hacía eso? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

Por el simple hecho de ser mujer siempre fui cuestionada, aunque mis primos no se quedaban atrás, pero en mi familia las mujeres son a las que tratan con más exigencia. Mi familia... esa familia que siempre pensé que me estaba haciendo un mal pero que con el paso de los años me fui acostumbrando al trato que me dieron.

Repugnancia, asco, intolerancia, era lo que sentía con respecto a mí misma al trato que recibía por parte de mi familia pero no me quedaba de otra más que soportar.

Toda mi vida siempre tuve el sueño de ser libre, de vivir como una chica normal de mi edad, de ser alguien normal, pero en lo más profundo de mi alma sabía que eso no sería posible, me resigné ante esa idea y acepté, costosamente, que mi destino ya está trazado.

Jamás pensé que mi destino se vería afectado, y no como todos creerían que pasó, un chico no se enfrentó a mi familia y me escapé con él porque eso jamás pasaría, eso es algo totalmente ridículo y solo sucede en los libros y películas. La vida real no es un libro, mucho menos una película, la vida real es eso: la puta vida real.

En la vida real se sufre, en todo momento y de diversas formas, tal vez existan los momentos de felicidad, pero en mi caso siempre fue sufrimiento, todo el tiempo dolor físico, pero ese dolor me ayudó a crecer, a madurar, a valerme por mí misma, a ser independiente, y ese dolor, ese dolor que mi familia me otorgó, es el que me mantiene con vida ahora y les estoy eternamente agradecida por ello.

─W.W.»

«Jamás tuve familia. Desde que tengo memoria siempre fui yo, solo yo y nadie más.

Viví en las calles como un maldito vagabundo; robaba comida, dinero, ropa, lo que sea para mantenerme con vida, para poder seguir respirando, y me volví un maestro del robo, pero luego de un tiempo, en una noche lluviosa, bajo un puente, lo encontré a él, con tan solo cinco años de edad y con un golpe en el pómulo derecho.

Me sentí identificado de inmediato, y ciertamente me dio lástima, pero luego me agradó y me hice cargo de él, conseguí papeles piratas, eso nadie lo sabe, y lo adopté como mi hijo, pero más que un hijo, se convirtió en mi hermano menor.

Cambié mis hábitos malos; los cuales solo eran robar; por él, por esa pequeña criatura. Logré fundar un negocio de frutas y verduras junto a mis dos mejores amigos y de ahí conseguí para la comida, ropa, para la renta de la casa. Le di lo que yo nunca tuve y retomé mis estudios los sábados y domingos.

Luego llegó la pequeña a mi vida; fue más difícil porque era una recién nacida pero lo conseguí, nos mantuve a los tres, con ayuda de mis dos mejores amigos, y no me arrepiento de eso.

Siempre quise una vida de verdad, empecé a formarla con la llegada de él, mis sueños se estaban volviendo realidad, esas imaginaciones contra el asfalto debajo de un banco del parque las estaba realizando hasta que... todo se derrumbó.

Gracias a la experiencia que gané viviendo en las calles nos he mantenido con vida hasta el día de hoy.

Le estoy agradecido a los que me abandonaron en la calle porque así los conocí a ellos y así los estoy protegiendo, hasta con mi vida si es necesario.

─Z.F.»

Vidas completamente distintas ahogadas de diferentes maneras. Dos de tantas vidas que hay alrededor del mundo. Dos historias diferentes de las miles que existieron antes de la guerra. Aun así, las historias se encuentran y tienen el mismo final: la supervivencia.

Las pocas vidas que quedan alrededor del mundo luchan por lo mismo día tras día y ellos no son la excepción.

2056. Continuación de la Tercera Guerra Mundial. Fin del mundo cuando los muros de Chernóbil cayeron. 
 
 
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Zone ZeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora